Siempre, vayamos donde vayamos, habrá algún rincón desconocido para descubrir desviándose de los caminos habituales.
Volvíamos de Mar del Plata de visitar a un querido amigo que vive en la zona de Parque San Martín y se nos ocurrió pasar por Sierra de los Padres a comprar verduras frescas a buenos precios. Ahora todo suma…
Para volver a la Autovía 2 acortamos camino por la diagonal que sale desde El Coyuco hacia Cobo, que la conocía de las épocas cuando trabajé en la zona en el tendido de las líneas de alta tensión entre Vivoratá y Mar del Plata. Justo pasamos por una punto donde hay una espectacular perspectiva de las dos líneas de doble terna de 132 kV que me tocó dirigir.
Una de las LAT hacia MDQLas dos LAT 12 kV paralelas
Antes de llegar a Cobo, miro el GPS y veo otra «cortada» que sale hacia Vivoratá pasando por Colonia Barragán que me tentó. Una parte la conocía hasta la colonia pero no sabía que seguía hasta Vivoratá. Imaginen qué hice…
La COLONIA BARRAGAN es un zona de quintas e invernaderos muy arbolada recostada sobre el arroyo Vivoratá que baja de las sierras. Es un oasis en medio la llanura.
Unidad sanitaria COLONIA BARRAGÄNCapilla de COLONIA BARRAGÄNDowntown de COLONIA BARRAGÄNCalles entre quintasCalles entre quintasCalles muy arboladas en COLONIA BARRAGÄN
Después de recorrer la colonia, seguimos el GPS rumbo a Vivoratá. Pasamos por una imponente entrada a la estancia Los Mates donde parecía que todo acababa pero la huella la esquivaba por el este. Sin embargo al llegar al arroyo Vivoratá, donde había un precario puente, una tranquera con candado cerraba el paso y además la huella se desdibujaba. Game over para el plan!
Imponente portal de estancia Los MatesArroyo Vivoratá
Reculamos a la Autovía 2 pasando por COBOS, con la satisfacción de haber conocido otro rinconcito bonaerense.
Despues de visitar elPaso de la Muerte seguimos nuestro derrotero serrano, ahora buscando el Vado de la Trinidad, donde esperábamos bautizar a Pampa 03.
No atravesar el Paso de la Muerte nos llevó a un largo rodeo por el sur que nos hizo pasar por AZUCENA, estacion que ya habíamos visitado allá lejos en el 2011, donde el paso a nivel nos regaló el pasaje de un tren carguero larguísimo cuyo desfile en subida pude filmar completamente.
Un tren de carga a toda potencia subiendo hacia Azucena
Luego aterrizamos en el bucólico pueblo de María Ignacia (Estación VELA).
Me encantó este último pueblo; tiene una paz, una tranquilidad, una prolijidad que genera una sana envidia para los que nos toca vivir en el conurbano bonaerense.
Era la hora de la siesta, así que casi no había nadie por la calle y como es habitual nos fuimos a visitar la estación, que por cierto está muy bien cuidada.
Andén de VELAAndén de VELAAndén de VELAEstación VELAGalpones de VELA
Cumplido el ritual ferroviario, nos abocamos a buscar cómo llegar al Vado de la Trinidad.
Si bien hasta el momento no habíamos tenido indicios de lluvias en todo el recorrido, a partir de ahora era evidente que la noche anterior había caído algún fuerte chaparrón y por lo tanto, de vez en cuando debimos sortear algunos charcos, que se iban incrementando a medida que os acercábamos al cauce del Arroyo de los Huesos, el cual nos proporcionaría el vado de la Trinidad. Se me instaló la duda si iba a ser practicable pero no le iba a aflojar…
En los últimos metros de aproximación, obviamente un bajo inundable, la huella se volvió resbaladiza y probé con éxito el modo «resbaladizo» del control de tracción de Pampa 03.
Y apareció el vado: era bastante ancho y con mucha correntada, lo suficiente para envalentonarme y poner a prueba la chata. Así que por primera vez puse la 4×4 baja con el bloqueo y me mandé. Tenía casi medio metro de profundidad pero el piso era muy firme, pero lo supe mientras estaba cruzando.
Por supuesto que pasamos sin problemas y Pampa 03 tuvo su bautismo acuático. Tiene que ir aprendiendo…
Vado de la TrinidadVado de la TrinidadSalida del vado de la TrinidadVado de la Trinidad
Después de este evento , solo quedó regresar pasando por Pablo Acosta y por Boca de las Sierras. Un excelente recorrido en sólo dos días.
Después de pasar la tarde anterior en la laguna LA BRAVA y sabiendo que teníamos gasoil para volver tranquilos a casa, nos dispusimos a pasear por las serranías de Balcarce y Tandil, buscando lugares poco visitados.
El primer objetivo era terminar de rodear la laguna La Brava por una huella precaria por el oeste. Años atrás habíamos intentado desde el extremo sur, después de unas lluvias y se nos había negado por el barro; ahora lo intentamos desde el norte y también se nos frustró porque un grueso árbol caído impedía el paso, La tercera será la vencida…
La huella oeste de La BravaEl árbol caído que nos interceptó
Reculamos hacia la RN226 y a la altura de una gran curva a la derecha nos metimos por un camino de tierra para «ahorrar camino» rumbo a Balcarce, adonde ingresamos por sus fondos, donde está la subestación eléctrica.
Cruzamos todo Balcarce, confirmando la excelente decisión de ir a Vidal a buscar combustible porque todas las estaciones de servicio estaban cerradas.
Le apuntamos a un camino vecinal más o menos transitado, que creo que era la vieja ruta 226 hasta que la asfaltaron y por supuesto rectificaron, con vistas muy pintorescas de las serranías, con el objetivo de conocer el paraje DOS NACIONES, que siempre había visto en los carteles de la ruta y sabía de un viejo almacén de campo en actividad que me había comentado Susana Gioacchini, de Truenotour.
El camino era bastante intricado con muchas curvas y con suaves subidas y bajadas que daba gusto manejar, disfrutando de las sierras y de los campos cultivados.
Prolijos cultivos y sierras de BalcarceCaminos que invitan a pasearHermosos paisajes serranosUn lavadero de animales abandonadoAfloramientos rocosos en las cultivosBucólicos caminos serranos
Llegamos al almacén, con un viejísimo surtidor en la puerta y nos adentramos a curiosear: al atravesar la puerta, fue como si hubiéramos cruzado un portal en el tiempo entre dos épocas.
La sensación de fresco del interior contrastaba con el calor de afuera haciendo claras las dos situaciones; dentro, las altas estanterías centenarias llenas de artículos viejos destacando el orden perfecto de las botellas de muchas bebidas que no existen más, un piso de mosaicos con un particular dibujo impecable, una vieja máquina para moler café, las baúles de artículos que se vendían sueltos, el mostrador original y muchas cosas antiguas por doquier, te sitúan por un momento en el siglo pasado.
Destacamos la amabilidad de la dueña que nos atendió con una sonrisa como si fuéramos clientes habituales pese a que sólo estábamos curioseando.
Por supuesto le preguntamos por el llamativo nombre de DOS NACIONES y nos contó se debe que los fundadores fueron un italiano y un español, allá por el 1900.
No necesitábamos nada, pero compramos algo para ser partícipes de esa postal del pasado.
Un viejísimo surtidor frente al almacénCentenaria moledora de café y estanteríasBotellas de muchos años prolijamente ordenadasBanderas que recuerdan el origen del almacénAntigua publicidad de Goodyear
Seguimos camino rumbo a otro punto llamativo que había encontrado en los mapas: EL PASO DE LA MUERTE.
Por supuesto es un pomposo nombre de un tramo de traza de un camino vecinal que cruza el arroyo Las Chicas (el curso de agua que origina cerca de Ayacucho el CANAL 5, objeto de una entrada anterior) y que por lo que había investigado, sólo era transitado en bicicletas y en motos. Sabía que sería difícil, más con la chata nueva, pero nos íbamos a asomar a verlo y por qué no, intentarlo.
Otra vez intricados y sinuosos caminos con muchos rodeos de campos, con vistas a las sierras de Balcarce atrás y a las de Tandil adelante, por paisajes muy bonitos, con varios pequeños vados que indicaban lo que se venía…
Los caminos se hicieron menos transitadosPero cada vez mas lindosUn vadeito para humedecer las patitasMas hermosas huellas vecinales
A mil metros del Paso de la Muerte, después de un par de kilómetros por una huella imperceptible, llegaron las piedras y el inicio de una senda para motos y bicicletas, a lo sumo. En realidad se podía seguir con cuidado, pero preferimos ir a ver si era factible este «tenebroso» paso antes de seguir adelante con la chata.
Hicimos una larga caminata, con un fuerte viento que peinaba los trigales, hasta llegar al arroyo Las Chilcas y su Paso de la Muerte. Nada que ver el nombre con el lugar ya que se trata de un hermoso arroyo serrano, con árboles que invitan a un picnic.
Trigales jugando con el viento
La conclusión es que el paso es practicable aunque hay que andar con mucho cuidado y tal vez haya que trabajar un poco para acomodar algunas piedras para cruzar el arroyo Las Chilcas.
Llegar desde donde dejamos la chata hasta acá también es posible. La duda vino por la continuación del otro lado que, para empezar tiene una fuerte pendiente para salir del arroyo y luego, hasta el primer camino visible en Earth Google había cuatro o cinco kilómetros de los cuales no teníamos idea de obstáculos y fundamente alambrados. Sin duda en otra oportunidad trataremos de ingresar por este otro lado, sabiendo que luego del cruce hay salida. ¨Puede ser una linda expedición.
Hasta acá huellas de autos
«Camino» largo que baja y se pierde…
El Paso de la Muerte desde lejosLlegando al Paso de la MuerteHermosa arboleda sobre el arroyoLa zona del pasoEl paso de la Muerte no es tan tenebroso…La salida hacia el oeste es por ese pedreroTranquilo arroyo Las Chilcas
El recorrido hasta Dos naciones y al Paso de la Muerte
Satisfechos con el Paso de la Muerte, seguimos en busca del Vado de la Trinidad, en las cercanías de Pablo Acosta, sobre el arroyo de los Huesos.
Después de haber gozado de la misteriosa CALFUCURÁ, fruto de la decisión de arriesgar el paseo del día siguiente si no conseguíamos reponer gasoil, desandamos el camino a NAHUEL RUCA, mientras escuchábamos por la radio AM que las estaciones de servicio de Mar del Plata eran un caos por largas colas para despachar racionadamente unos pocos litros de combustible. Sabía que en Vivoratá no hay estación de servicio así que las únicas opciones reales eran Coronel Vidal o Balcarce; en caso negativo, el paseo de mañana sería volver directo a casa y archivar los planes del sábado.
Le apuntamos a Coronel Vidal con pocas esperanzas, después de la experiencias de Dolores y Madariaga. Sin embargo, una Axion en el centro de Vidal no sólo estaba despachando, sino que casi no había cola y lo mejor, sin restricciones. Zafamos, podíamos seguir haciendo kilómetros mañana!!!!
Tomamos la RP55 y a mitad camino entre Vidal y Balcarce, nos descolgamos por un camino de tierra que le apuntaba casi recto a la Laguna La Brava, pasando por el Paraje La Brava, el cual desconocía.
Paraje LA BRAVAViejo almacén de Ramos Generales del parajeCamino a Laguna La BravaHermosa postal serrana
Al llegar a la RN226, nos dimos una vuelta por la pintoresca villa residencial Laguna La Brava, caracterizada por el particular diseño curvo de sus calles y sus frondosas arboledas.
Teníamos reserva en unas cabañas fuera del ejido urbano, las cuales nos costó encontrar desde la RN226, ya que no están señalizadas.
El complejo se lama PIEDRA NARANJA y la verdad que es un oasis en el medio de las sierras: no solo es hermoso el paisaje y muy confortables las cabañas, sino que además no hay conexión de internet y apenas si de vez en cuando se encuentra señal de celular. Ideal para descansar desconectados del mundo.
Como era temprano, después de acomodarnos en la cabaña y tomarnos unos mates con vista a la laguna, salimos a caminar por un sendero que primero bordea la laguna y luego comienza a subir al cerro sobre cuyas laderas está el complejo. Cuando comenzó a anochecer, casi llegamos a la cima del cerro y el sendero continuaba, quien sabe adonde lleva.
Laguna y Villa LA BRAVALaguna y Villa LA BRAVADescansando en la cabañaLa senda por la que hicimos una horita de caminataEl paisaje a medida que subíamosLa estábamos pasando bienLa vista desde el punto más alto que logramos
Sacamos unas fotos y nos volvimos, llegando justo para el pollo al disco que nos habían prometido para la cena. Una hermosa noche estrellada coronó nuestro primer día de paseo.
Atardecer en La BravaYa de noche , a lo lejos las luces de la villaTremendo cielo!
Mañana investigaríamos algunos lugares poco conocidos de Balcarce y Tandil, empezando por el Paso de la Muerte…
Salimos de NAHUEL RUCA rodeando el cuadro de la estación para terminar de conocer el paraje, pasando frente a la escuela.
Por un poco transitado camino paralelo a lo que fue el terraplén ferroviario, nos fuimos acercando a través de entretenidos diecinueve kilómetros de arboledas y pastizales.
Polvorienta huella costeando las «vías»
Al llegar al lugar donde el GPS nos indicaba CALFUCURA, encontramos un espeso y tupido bosque que escondía completamente las instalaciones ferroviarias en el supuesto que existiesen todavía.
Realmente daba la impresión que nos habíamos equivocado de sitio, ya que recordaba haber visto alguna foto en internet del estilo de Nahuel Ruca.
CALFUCURÁ está metida en ese tupido monte
Dejé la chata al cuidado de Adriana y me interné en la vegetación para ver si encontraba algo.
Después de unos casi cincuenta metros de andar agachado esquivando ramas y pastizales apareció el galpón, increíblemente oculto desde el camino. Muy lejos no podía estar la estación pero todavía no se la veía.
Impecable el galpónImpecable el galpónLa espesa vegetación que rodea CALFUCURÁ
Seguí adelante con cada vez más dificultad porque se sumaron unos arbustos espinosos y no quedó otro remedio que seguir un caminito de animales que no sabía adonde me llevaría.
Pero todo tiene su premio y la estación apareció por fin, completamente cubierta por vegetación y árboles caídos. Está vandalizada, pero no tanto ya que, como les vengo diciendo no está a la vista de depredares ocasionales.
El lugar es muy interesante porque al estar tan aislado parece que uno está en otro mundo.
Ahí adentro estaba la estación…Después de mucho «sufrir», apareció!Completamente tragada por la vegetaciónUn poco de leña en el andénMedio difícil subir a un tren en esa maraña de ramasNomenclador oeste, algo se puede leer aún
Hice un rápido recorrido corroborando que al menos existe un nomenclador y por detrás encontré una huella que tal vez permita llegar desde el otro lado del cuadro.
No me quedé mucho más porque seguramente Adriana estaría preocupada por mi silencio de radio y además tenía que volver para que ella la viera.
De nuevo hice el tortuoso regreso y por supuesto que no pude reproducir por donde había llegado y terminé saliendo bastante alejado de donde estaba Adriana.
Antes de hacerla pasar por todo el ramaje, decidí probar por el otro lado del cuadro y entonces un «paso a nivel» con una tenue huella permitía cruzar las «vías» y luego retrocedía hacia la estación.
La huella que permitió arrimar un poco más
Bueno, desde acá tampoco se la veía pero parecía ser menos espesa la vegetación, así que estacionamos mas o menos enfrente y cruzamos un alambrado rumbo al edificio. De este lado no fue tan difícil llegar y ahora nos abocamos a relevar más detalles.
Empezamos por buscar el nomenclador norte, recorriendo el otrora larguísimo anden pero sólo hallamos restos de las columnas. Entre las malezas ahora apareció el tanque metálico de agua, sorprendentemente oculto pese a su tamaño.
Esto es el andén: un bosque!Poste del nomenclador este en pieLa otra pata, caída en el sueloEl viejo tanque de agua metálico
También pudimos ver que al menos había tres vías de desvío, lo que muestra que era una estación destinada a mucho movimiento de trenes de carga.
Volvimos a ver el edificio que, aún vandalizado, conserva muchos detalles de interés.
El andénUna puerta al andénDivirtiéndonosLa boletería no está…NomencladorParejita feliz!
Valió la pena arriesgar a quedarnos sin gasoil y recortar el paseo del día siguiente.
Realmente visitar este lugar es una experiencia única para apreciar el poder de la naturaleza para retomar el control que alguna vez le arrebató el hombre cuando el camino de hierro se aventuró por aquí.
Veremos como seguimos en función de la reposición de combustible, por ahora nos vamos hacia la laguna La Brava.
Continuando con la «puesta en servicio» de Pampa 03 y con nuestra adaptación a ella, ahora encaramos una vuelta un poco más larga para que duerma una noche afuera y le sienta el gusto no sólo a los caminos de tierra sino también a los caminos de ripio y piedra de las sierras de Balcarce y Tandil más un interesante vadeo que saqué de la manga buscando en los mapas.
Hay que irla acostumbrando al futuro que indudablemente se le vendrá encima, más allá que Pampa 02 no le va a dar espacio para las difíciles.
En resumen, esta vez nos dirigimos primero hacia la costa por la RN11 para visitar dos esquivas e interesantes estaciones abandonadas del ramal Guido-Vivoratá como son NAHUEL RUCA y CALFUCURÁ, para luego alojarnos y pasar la noche en la laguna LA BRAVA.
Al día siguiente nos internamos por caminos y huellas serranas de Balcarce y Tandil para descubrir el PASO de LA MUERTE, conocer el paraje DOS NACIONES y por último atravesar el VADO DE LA TRINIDAD cerca de la pintoresca BOCA DE LAS SIERRAS y volver a casa por la RN03 totalizado más de 1000 km.
Salimos temprano de casa y tomamos la Autovía 2 hasta Dolores donde nos dimos cuenta que todos nuestros planes podían verse interrumpidos por la falta inexplicable de combustibles. Ninguna estación de servicio hasta allí vendía gasoil premiun y por las dudas, donde pudimos le metimos unos litros de gasoil común con mucho dolor a la pobre Ranger nueva, para por lo menos asegurar el regreso a casa desde La Brava, si se pudría todo.
Nos desviamos en Dolores por la RP63 y después tomamos la Autovía 11 con la intención de entrarle por la retaguardia a estas dos estaciones antes mencionadas. Comprobamos lo correcto de cargarle algo de gasoil «inadecuado» previamente ya que en General Madariaga ni siquiera había gasoil del común y por la radio decían que en Mar del Plata lo poco que se conseguía era con interminables colas.
Desde Madariaga empezamos a recalcular para recorrer las menores distancias y abandonamos la RP11 cortando por camino por tierra pasando por JUANCHO y retomándola ya cerca de la albúfera de Mar Chiquita.
Juancho de lejosJuancho de cerca
Desde allí la idea era acceder directamente a CALFUCURÁ siguiendo la margen sur del canal 5 pero una tranquera cerrada nos vedó el paso y cambiamos los planes yendo primero a NAHUEL RUCA, lo que implicaba extender bastante el kilometraje previsto peligrando aún más el regreso por la falta de combustible
El acceso a NAHUEL RUCA desde la RP11 es muy sencillo ya que un ancho camino de 12 kilómetros te deposita exactamente en la estación.
La estación, por supuesto abandonada y sin servicio desde hace muchos años, fue declarada monumento histórico y presenta algunos signos de que sufre voluntad de restauración, ya que por ejemplo le están colocando unas nuevas rejas al edificio y hay instalados unos paneles solares próximos a una construcción más pequeña que parece ser la base de operaciones de la reconstrucción.
Si bien muestra que estuvo a la buena de Dios durante mucho tiempo y está algo deteriorada, es perfectamente recuperable. Luce orgullosa ambos nomencladores.
No hay un poblado importante a su alrededor; sólo una escuela y el casco de una importante estancia que no denota actividad. Todo es soledad…
Andén campestre sin víasViejo nomenclador y modernos paneles solaresMirando hacia VivoratáLa vieja estación en reconstrucciónDesde otro ánguloUna vista particularOtra de la estación, mirando hacia CalfucuráSanitariosAl borde del andén, estos tocones. muestran los años de abandonoHermosos detalles constructivosDesde el andén, el bucólico paisajePenélope en el andén. Esperá tranquila…La estación desde la calleEdificio auxiliar en las cercaníasGalpon de estanciaCurioso frontispicioLa soledad del paraje
El lugar está muy bueno y aprovechamos para degustar nuestra vianda de viaje a la sombra de añosos árboles mientras decidíamos si alargábamos la vuelta estirándonos hasta CALFUCURÁ en función del problema del combustible.
Decidimos arriesgar a costa de achicar la vuelta del sábado y la verdad que valió la pena…