07 de julio de 2024

Con temperaturas rozando el cero pero anticipando un día soleado, Elsa y Cecilia se reunieron en la elegante nueva estación de servicio Shell en Dolores. Allí, además de abastecerse de combustible, disfrutaron de un café caliente antes de dirigirse al corazón del canal 9.

Para darles una perspectiva, el Canal 9 drena aguas de una vasta área del interior de la provincia de Buenos Aires, con afluentes principales como los arroyos Tapalqué, Azul, De los Huesos y Pantanoso, entre otros.

Teníamos previsto recorrer la margen sur, ya que las imágenes satelitales y mi experiencia anterior al fin de la pandemia indicaban que el tramo cercano al Paraje El 80 estaba desprovisto de huellas. No obstante, al tratar de acceder desde la Autovía 2, nos encontramos con una barrera continua de guardarrails que nos bloqueó el paso, y al intentarlo desde el viejo puente arqueado de la antigua Ruta 2, una zanja profunda excavada por una retroexcavadora también nos impidió el paso.

Nos dirigimos entonces por la margen norte, que al principio mostraba un camino claro en las imágenes satelitales, pero que se desvanecía al acercarnos a un endeble puente, del cual no estábamos seguros de poder cruzar, o siquiera de que hubiera un tránsito sencillo hasta El 80 por esa misma orilla. Sin embargo, nuestra intención era investigar y vivir una aventura…

La huella, siguiendo el coronamiento del terraplén, resulta que estaba perfectamente entoscada y podíamos avanzar a buen ritmo.

Nos detuvimos a curiosear la primera compuerta de muchas que encontramos y empezamos a sorprendernos de las construcciones realizadas a principios de siglo, cuando se construyeron estos canales.

Seguimos por un muy buen camino hasta que divisamos el puente donde supuestamente cambiaríamos de ribera, según nuestros relevamientos previos.

El puente estaba sólido aunque un poco revirado pero en caso de necesidad era utilizable. Lo llamativo era que tenía una sección levadiza, fuera de servicio pero que alguna vez funcionó. Vaya a saber el motivo ya que suena extraño que algo haya navegado allí y que hubiera requerida esa opción.

Sobre el puente había unos campesinos que por alguna razón inexplicable estaban poniendo tierra sobre el puente con una carretilla. A ellos les consultamos sobre la manera de llegar al Puente del 80 y nos dijeron que antes había que cruzar este puente e ir por la margen sur pero que habían terminado el camino por la margen norte. Ahora se puede recorrer por ambas márgenes aunque está más transitable la norte.

Continuamos por la margen norte por un solitario camino de excelente piso donde nos deleitaban la gran cantidad de aves de todo tipo que hallábamos a nuestro paso.

Por supuesto a medida que avanzamos paramos a contemplar más compuertas, parecidas pero diferentes.

Así finalmente alcanzamos el Paraje El 80, donde el origen del llamativo nombre es tan simple como que se encuentra en el km 80 del Canal 9, contados desde su desembocadura en la Bahía de Samborombón.

Allí aparece uno de esos elegantes puentes de hierro reticulado traídos desde Alemania a principios de siglo para prever el cruce de estos canales por rutas que en algunas casos hoy todavía no existen. No éste el caso, ya que tiene asociado un camino vecinal que une Castelli y Pila con la RP60.

Sin embargo su solidez se vio afectada por el ambiente salino de la zona o tal vez de los vientos del este que lo traen desde el mar y sus gruesos perfiles se corroyeron lo suficiente para que deba clausurarse hace muchos años cuando un camión casi termina en el fondo del canal. Un moderno puente de hormigón lo suplantó pero permanece a su lado como recordando que se lo cuide porque seguramente seguirá el mismo destino.

Nos detuvimos bajo los dos puentes, dentro de la zona del canal, para comer unos sándwiches y yo aproveché para ir al puesto policial cercano, ya que sabía que allí tienen señal de Internet y necesitaba enviar un mensaje.

El policía que me atendió me dijo que las obras de mejoramiento del camino costero del canal seguían hasta el Puente de Las Chilcas y que seguir hasta la RP29 nos iba a resultar sencillo, nada que ver con lo que yo conocía de un recorrido inmediatamente posterior a la pandemia que era un muestrario de cuevas de vizcachas.

Retomamos el camino hacia la RP29 y, efectivamente, se estaban realizando trabajos de entoscado en el camino costero. Estaban extrayendo material del interior del canal y, por ahora, creando una cordillera de tierra a lo largo del lado izquierdo del camino y una gran zanja dentro del canal.

Bajo esas circunstancias, arribamos al Puente de Las Chilcas, hermano gemelo del Puente del 80. Este puente es uno de los muchos que no se integraron a la red vial y nunca se ha utilizado masivamente, sólo ocasionalmente por algún vecino esporádico. Sorprendentemente, su estructura se conserva en mejor estado que la de su par del 80 , a pesar de que solo los separan 20 km. Las Chilcas se encuentra en el kilómetro 103 del canal.

Apuramos el paso porque la hora avanzaba y todavía faltaba mucho para el destino previsto, que era llegar a Las Flores siguiendo el Canal 11.

Igual nos hicimos tiempo para pisar el larguísimo puente de hormigón de la ruta vecinal que une Pila con Casalins y lo que queda de un puente levadizo similar al que vimos hace unas horas, pero al borde del colapso.

Cruzamos la RP29, que discurre en paralelo al desmantelado ramal Chas-Ayacucho, y llegamos al final, o mejor dicho al inicio, del canal 9, ya que nace en la confluencia de los canales 11 y 12.

Unos kilómetros más adelante, sobre la orilla norte del canal 11, alcanzamos el Puente del Zorro, otro de los venerables puentes alemanes. Este se encuentra en buenas condiciones y sobre una ruta vecinal bastante transitada, por lo que no nos resultó tan sorprendente por repetido.

Aquí se terminaron los caminos fáciles. Desde el puente del Zorro hasta casi la RP30, hay unos 30 km y la única guía es la traza del canal y la suerte. Ya era bastante tarde, el frío se ponía pesado pero igual intentamos al menos para ver qué onda. Si se complicaba desde el Puente del Zorro, por caminos vecinales podíamos llegar a Las Flores y dar por terminado el día.

Al final, después de unos muy lentos 8 km decidimos abortar el intento, no tanto por la dificultad sino por el horario y la luz. Mañana lo intentaríamos desde Las Flores, sabiendo que hasta aquí se podía llegar.

Raudamente nos volvimos a Las Flores donde unas simpáticas Tiny Houses nos esperaban con las salamandras a full, para compartir una velada entre amigos.