Nueva versión del viejo sitio www.Lodelpampa.com.ar

Autor: Pampa (Página 7 de 8)

Hombre multifunción, si los hay. Capaz de ir manejando, te va diciendo cuanto falta para el destino fijado, cómo se llama el accidente geográfico que estamos transitando según IGM, te cuenta la historia del puestero que se ve allá lejos, al que lo llamó por teléfono para pedirle permiso, mientras va buscando la llave de 10 mm para ajustar el soporte del chirimbolo que guardó adentro del farol que se saca abriendo la guantera, corriendo el pitutito que hace que no se caiga el soporte del gps. Todo eso mientras te ceba un terrible mate helado con su típico gorrito Adidas color violeta.
Y si necesitas una clampetita para el transbalador delantero, pedísela en medio de alguna desolada meseta, que él tiene una.
Asi es Pampa.
Y así lo queremos.

LOS AEROLITOS DE BAJADA DEL DIABLO y otras yerbas

<< CAPITULO ANTERIOR

Domingo 28 de mayo de 2023

Después de la fresca noche en el atestado quincho de la estancia Talagapa (nadie se levantó a alimentar la estufa a leña), nos aprestamos a retomar el itinerario planeado, ya con un día de «atraso».

Nos despedimos de Gerardo , agradeciendo su hospitalidad y nos dirigimos a Gan Gan ya que las chatas estaban sedientas. Todavía había bastantes restos de la nevada de la noche del viernes.

Todavía la nieve de dos noches atrás resistía en los sitios con poco sol

Repostamos combustible en Gan Gan y bajamos por la RP11 pasando por Chacay Oeste y dejando a un lado el desvío a El Puntudo.

Los clásicos picos truncados de Somuncurá se extienden hacia el sur en la RP11
La escuela albergue de Chacay Oeste
Caserío alrededor de la escuela en Chacay Oeste

Al pasar por Bajada Moreno nos dividimos y con Elsa fuimos a investigar para ir hasta El Mirasol en forma más «corta» por una huella alternativa que atraviesa el arroyo Mirasol Chico y cruza una alta sierra en dirección al sur. Los otras dos chatas siguieron hasta Bajada del Diablo para averiguar cómo acceder al campo de aerolitos.

Nuestra excursión terminó en el puesto de Don Oscar Fernández después de mucho dar vueltas, quien nos confirmó que la huella existió pero que era imposible recorrerla ya que las lluvias del año pasado la habían destruido (Él no pudo hacerla con un tractor pese a su especial interés por reabrirla).

Ó se iba por las rutas provinciales o había que retroceder hasta el desvío a El Puntudo, donde había otra más o menos huella paralela a la que buscábamos.

Uno de los puestos que visitamos buscando la salida directa a El Mirasol

Los demás se quedaron esperándonos en Bajada del Diablo frente al mítico Bar El Palenque, donde Oscar, el encargado los agasajó con empanadas y milanesas de guanaco, escabeche de perdices y hasta les regaló un garrón de jabalí para nuestros huevos revueltos futuros. Cuando llegamos, por suerte nos habían dejado algo y pudimos degustar todo eso. Nunca comí milanesas tan ricas

Llegando a Bajada del Diablo
Mítico Bar El Palenque, postal de Bajada del Diablo
Oscar, el amable anfitrion del Bar El Palenque, posando con nosotros
El delivery de El Palenque llegó a la caja de las chatas, con milanesas de guanaco!
¡Qué cosa más rica!
Elsa y yo comimos en el boliche
Darío se adueño del mostrador en un descuido

Transmitimos la novedad que el atajo a El Mirasol no estaba disponible y que la alternativa de El Puntudo no era viable por el horario, así que con los datos que habían recolectado previamente fuimos en busca del campo de aerolitos.

Este campo de aerolitos lo conocí a través de los «trabajos prácticos» que nos hacía a hacer Federico Kirbus para probar a los recién iniciados en la concurrencia a su Peña 5×5. Federico me había pasado algunos datos allá por 2007, los investigué y le prometí visitarlos alguna vez: 16 años después estaba cumpliendo mi promesa al Maestro, tarde pero seguro.

Según el interesante informe que podés leer AQUÍ, hay más de 100 impactos en la zona, ocurridos entre 130.000 y 780.000 años atrás; el problema es que hay muy pocas huellas para acercarse y la vegetación no es muy amigable que digamos, así que le apuntamos a tres sitios que habíamos identificado en las satelitales que estaban entre 200 y 1000 metros de una huella mas o menos transitable.

La zona es bastante montañosa e interesante hasta que se alcanza la planicie de la meseta donde cayeron los aerolitos, a la postre es una estribación de la zona sur de Somuncurá. Llegamos al más cercano y salimos a caminar en su búsqueda.

Bueno, debo decir que las expectativas que teníamos no se colmaron: encontramos los supuestos lugares de impacto pero quedaron muy lejos de lo impresionantes que habían sido los tres de la meseta de Canquel o el del cráter de Bajo Hondo en Gan Gan, donde los huecos generados eran enormes y bien visibles. Posiblemente no ubicamos al mejor ejemplo de todos y lo que describa no sea representativo.

En los tres casos que pudimos verificar, efectivamente aparecieron unos claros bien definidos con llamativamente muy poca y diferente vegetación al entorno. Algo extraño sin duda debió pasar. Si existieron un cráteres, fueron de poca profundidad y fueron rellenado por sedimentos, al menos para esta pequeña muestra que relevamos. Lo que no se explica es por qué la vegetación es diferente.

Noten la diferencia de vegetación el entorno

La regla dice que el cráter tiene aproximadamente 20 veces el diámetro de la piedra que lo causó, en estos casos nos indica que las piedras a lo sumo eran de 5 metros de diámetro-

Por otra huella no relevada intentamos dar con algún otro pero ya el entusiasmo de los aerolitos ya había bajado y el tiempo corría. Decidimos continuar con la expedición por otros rumbos. Siempre nos apremia el tiempo.

Seguimos por la RP11 dejando atrás el cruce con la RP61 y después de cruzar el ancho cauce seco del arroyo Perdido nos desviamos a la derecha por la RP40, todas ellas en excelente condiciones. Al llegar al cruce a El Mirasol, pese a que estaba oscureciendo, nos desviamos para por lo menos asomarnos a este remoto lugar que siempre había visto en letreros de la RN25. Si había algún lugar bueno, hasta podíamos llegar a acampar, recordando la noche de El Caín.

Volvimos a cruzar el río seco, encontramos unas fascinantes formaciones trabajadas por el agua y el viento y caímos en el poblado de El Mirasol, donde por supuestos nos tomaron por marcianos. Quién puede venir a hacer turismo aquí? – seguramente se preguntaban. «Casualmente» se nos acercó un auto para saludar y era el policía a cargo del destacamento, que si bien estaba de franco debió ser alertado por los vecinos de tres chatas dando la vuelta al perro en el poblado.

Increíble paisaje cercano a El Mirasol
El Mirasol
Capilla de El Mirasol

Concluimos que era mejor no quedarnos y tratar de llegar a alguna hora razonable a Las Plumas, con la esperanza de alojarnos en el viejo hotel, cosa que finalmente ocurrió ya que justo encontramos dos habitaciones disponibles para todos, es decir cinco en una quíntuple y Elsa cómodamente en una cuádruple.

Hasta tuvimos tiempo de cenar antes de ir a descansar. Otro día terminado.

Mañana le apuntaríamos otra vez a la remota meseta de Canquel.

CAPITULO SIGUIENTE >>

ESCALANDO LA BUITRERA

<< CAPITULO ANTERIOR

Sábado 27 de mayo de 2023

Después de la hermosa experiencia de nuestro inesperado y emocionante paso por El Caín, retomamos nuestros planes y el próximo objetivo era poder acceder al volcán La Buitrera en las cercanías de la Pampa de Talagapa, ya en la provincia de Chubut. En viajes pasados, dos veces habíamos imaginado a la distancia el poder coronarlo alguna vez y estábamos cerca de intentarlo por primera vez.

Esta Buitrera es una de la muchos accidentes geográficos que llevan este nombre y aclaro que nada tiene que ver con el Cañadón de la Buitrera de Piedra Parada, entre otros.

Con la nieve todavía engalanando la meseta, la RP8 nos condujo hacia el sur y a poco de cruzar el límite interprovincial, el viejo pero remozado casco «Los Galpones» apareció a nuestra izquierda y entramos, sorprendidos de encontrar un establecimiento funcionado en óptimas condiciones, lo contrario a la mayoría de los que visitamos.

Efectivamente, el propietario, Gerardo, nos estaba esperando como nos había prometido, curioso de conocer a unos locos que venían a la meseta en pleno invierno.

No solamente nos facilitó el acceso sino que nos explicó todo lo que sabía de La Buitrera y nos acompañó para abrirnos los candados de algunas tranqueras, sino que nos ofreció que pasemos la noche en el quincho de la estancia, ya que consideraba que el ascenso nos iba a llevar varias horas y que saldríamos muy tarde si seguíamos hacia el sur. No íbamos a desaprovechar la oferta de pasar una noche en un lugar así.

Con su compañía, cruzamos la Pampa de Talagapa, donde nos enteramos que un viejo puesto era lo que quedaba del poblado que existió hace mucho, prueba de ello es que hasta poseía código postal, el 9121.

Pampa de Talagapa, hermosa como siempre
El volcán La Buitrera, desde la Pampa de Talagapa
Lo que queda del extinto poblado de Talagapa CP 9121

Por una serie de huellas y tranqueras que bordeaban el curioso cerro Leones nos arrimamos a la base del volcán, donde Gerardo nos dejó en libertad de acción, con las indicaciones del caso, sobre todo que tengamos cuidado con los resbalones.

Desde allí, treparíamos con las chatas hasta donde se pueda, dejando el treking para el final. Lo que en las fotos satelitales parecía sencillo, no lo era porque el último tramo tenía acantilados que, salvo milagro, no los íbamos a poder sortear con las chatas, al menos por esta cara oeste.

Huellas que nos arriman al volcán, escondido al fondo a la derecha

Ya casi llegábamos a su pie
Gerardo nos aconsejaba respecto a cómo encararlo

Y así fue. Prácticamente llegamos a la base de los acantilados y desde allí, caminando, con la nieve a la rodilla, debimos rodear buena parte de ellos por el sur para poder subirlos a pie. La cara este permitió el acceso y pudimos contemplar el enorme cráter con sus tres lagunas internas, con un paisaje tan hermoso como sobrecogedor. Lo habíamos logrado!

Preparando el ascenso
La Buitrera, ahí nomás
Eduardo con la Cherokee quería caminar lo menos posible
Hasta acá con las chatas
Listos para caminar entre la nieve
Una de las lagunas, hoy secas, que se encuentran dentro del cráter
Estar en el fondo de la laguna, dentro del cráter es realmente una sensación sobrecogedora
La típica «mesita» del IGM en los puntos más altos
Un rincón del cráter
Pampa contento dentro del cráter
Otra de las lagunas, con su superficie completamente congelada

Regresamos a la estancia muy contentos de haber conseguido algo que veníamos deseando de hace mucho tiempo, desde el 2015 cuando nos asomamos por vez primera.

Gerardo nos cedió el quincho, que tenía una cocina económica para que podamos cenar y dormir al reparo, sin necesidad de armar las carpas.

Degustamos un exquisito guiso de lentejas que Pablo trajo desde su casa y tuvimos una extensa tertulia con Gerardo, por supuesto con un vino de por medio , quien nos contó todo lo que preguntamos sobre la estancia y la actividad ganadera, dejandonos claro que es un apasionado de lo que hace y que ama su tierra familiar como no es muy común de ver. Fue un placer haber hecho un nuevo amigo patagónico, a quien le agradecemos de corazón su hospitalidad.

Preparando la comida
El quincho convertido en dormi para seis
Nos acomodamos como pudimos arriba y abajo de la mesa, pero no pasamos frío.

El día siguiente iríamos a conocer los aerolitos de Bajada del Diablo

CAPITULO SIGUIENTE >>

UN MORDISCO SUAVE A SOMUNCURÁ

<< CAPÍTULO ANTERIOR

Viernes 26 de mayo de 2023

Como ya expresé otra veces, la meseta de Somuncurá me puede y como siempre, después del inevitable sufrimiento que sobreviene a una larga exposición a su influjo que te hace «prometer no volver nunca más», resulta que termino retornando, sucumbiendo a sus insondables misterios una y otra vez.
No soy el él único, a mi banda de queridos amigos viajeros les pasa lo mismo (hay algunas excepciones…)

Tal vez deberíamos seguir los consejos de Circe a Ulises y a su tripulación de taparnos los oídos para no escuchar los cantos de la «piedra que canta», a la postre las sirenas de Somuncurá. Pero es difícil tomar esa decisión, en cada visita siempre descubrimos algo nuevo que nos fascina y quedan cosas pendientes que nos hacen volver.

Igual de tanto ir algo aprendimos: la porción debe ser limitada para degustarla y no sufrirla. Somuncurá es como un tarro de dulce de leche de esos que vienen en envase de cartón: si te lo comés a cucharadas sin parar resulta que te empalagás y a continuación te termina haciendo mal, lo que no quita que después de un tiempo, al componerte, reincidís.

Por eso esta vez planeamos un «mordisco» limitado para no forzar las cosas, sobre todo porque era la primera parte de la travesía y no había que desanimarse para el resto del viaje.

La idea era recorrer todo el borde septentrional de la meseta, visitando rincones ocultos entre los «fiordos» que miran al norte, donde pequeñas poblaciones protegidas del incesante viento patagónico se han establecido a la vera de aparentes inocentes arroyitos que bajan de la meseta que permiten que se desarrolle una inesperada vegetación fuera de contexto.

Treneta, Yaminué, Laguna de Mendez, Tambelén, Comico, Liminiyeo y Prahaniyeu estaban en nuestro derrotero después de pasar la noche en el complejo Tunquelén, en Ezequiel Ramos Mexía con el objetivo de recalar a acampar o algo parecido en la estancia Talagapa, al norte de Chubut.

Por supuesto, no todo lo planeado se cumple y también aparecen eventos inesperados que nos hacen recalcular, como ya les describiré.

Mientras desayunábamos en Tunquelén, nos comentan que la huella que une dos de los poblados por encima de uno los dedos de la meseta estaba intransitable y entonces, para no hacer un largo rodeo desandando camino, debimos descartar pasar por Treneta y empezar por Yaminué.

Tunquelén, un buen lugar para parar en la RN23
Paisajes de la linea sur en Tunquelén

Asi fue como conocimos primero el encantador pueblito de Yaminué donde la tranquilidad matinal de un viernes feriado puente no pudo ser alterada por unos pocos forasteros sacando fotos. Apenas se asomó a la ventana alguien del destacamento policial pero al vernos inofensivos ni siquiera se nos acercó.
Era como estar en un pueblo desierto pero a su vez lleno de vida.

Yaminué a lo lejos, al pie de Somuncurá
Oasis de Yaminué
Puente sobre el arroyo Yaminué

Desde allí seguimos una huella hacia el oeste que a poco de andar y trepar nos puso encima de la meseta rumbo a la desconocida laguna de Mendez, una inmensa oquedad que debimos atravesar descendiendo hasta su fondo , donde encontramos un espejo de agua seco con un puesto deshabitado de cierta importancia.

Somuncurá puro, cerca de laguna de Mendez
Pinchaduras inevitables en Somuncurá
Laguna de Mendez, abajo y a lo lejos
Laguna de Mendez, completamente seca en esta época

Allí seguramente por impericia, perdimos la huella y anduvimos sobre una traza muy abandonada que nos sacó del fondo de la laguna hasta que dimos con la huella más transitada que bajando de la meseta nos depositaría en Tambelén y Comico, que ya habíamos visitado en otra expedición de años anteriores.

Huella abandonada buscando la salida
Huella abandonada buscando la salida
Bajada abandonada en dirección a Tambelén
Comico

No quisimos seguir por la RP66 y acercarnos a Los Menucos para ir a Prahaniyeu haciendo un largo rodeo rutero sino que nos metimos por una huella vecinal que según nuestro relevamiento previo nos sacaría cortando camino a la RP8 cerca del destino, pasando por Liminiyeo. Por supuesto la huella estaba al principio dirigiéndose al puesto cercano Chasicó pero el enlace a Lininiyeo estaba borrado ya que discurría por el cauce de un ramificado curso de agua.
Unos puesteros que venían arriando sus ovejas nos dijeron que esa huella estaba en desuso y que tenía unos zanjones profundos que no creían salvables fácilmente pero que si queríamos intentar no tenían inconvenientes. Ya imaginan lo que hicimos.

Zanjón camino a Liminiyeo, hubo que trabajar
Zanjón camino a Liminiyeo, en arreglo
Zanjón camino a Liminiyeo, Nada nos detuvo
Parecía que la tranquera a Liminiyeo no nos iba a dejar pasar
Pero pasamos

Efectivamente se nos cruzó un importante zanjón pero con esfuerzo lo sorteamos y pronto ingresamos a Liminiyeo, que a la postre es un importante casco de estancia.

De allí en más la salida a la RP8 fue sencilla y mientras devorábamos kilómetros, Darío propuso ir a visitar el sitio donde en 2011 cayó el avión con 22 ocupantes del vuelo 5428 de Sol Líneas Aéreas, lo cual nos interesó a todos ya que otras veces no habíamos podido dar con él. Darío conocía cómo llegar y fuimos.

Curiosamente, el cielo que se había mostrado despejado y con sol a lo largo del día, comenzó a nublarse rápidamente y a ponerse muy oscuro, como para darle marco al lugar trágico que visitaríamos.

Santuario que evoca a las víctimas del vuelo Sol 5428
Lugar sobrecogedor en el medio de la nada
La nevada al llegar al lugar del accidente
Allí dejamos nuestros respetos a las víctimas

Al encarar el desvío desde la RP8, se largó a nevar y al llegar al sitio del accidente, donde hoy hay un respetuoso recordatorio de las víctimas, la nevada arreció como dejándonos claro que allí el clima es el que manda. En silencio, sacamos unas fotos y dejamos nuestros respetos en tan sobrecogedor escenario.

Al dejar el lugar curiosamente la nevada se atenuó como si tuviese relación con nuestro asomo al lugar.

Destacó que a unos dos o tres kilómetros del sitio del impacto hay un puesto habitado, no quiero pensar el susto que se habrán pegado quienes vivían alli cuando en el medio dela noche sintieron el tremendo estrépito del impacto, allí en el medio de la nada.

Una reseña del accidente AQUÍ

De nuevo en la RP8, no nos tardamos en alcanzar Prahaniyeu donde quedé gratamente sorprendido por el progreso respecto a lo que recordaba de cuando pasé allá por 2006, cuando buscábamos confluencias. Lo mismo me pasó con la RP8, que ahora es una subida decente a la meseta en lugar del pedrero que recordaba.

Entrada a Prahaniyeu
Pueblito de Prahaniyeu, todo paz

Ya en la meseta, de nuevo el cielo se cerró y comenzó a nevar de menor a mayor, lo que complicaría nuestro campamento en Talagapa puesto que llegaríamos con bastante oscuridad a molestar en la estancia.
El espectáculo de la meseta nevada era increíble.

Increíbles paisajes de Somuncurá sobre la RP8

Al cruzar la RP5 que viene de El Caín pensamos que sería una buena idea ir a ver si había algún tipo de alojamiento en el poblado que evitará el campamento (recordaba que en 2015 había visto unas cabañas).

Las cabañas no existían más, ya que se convirtieron en viviendas permanentes del pueblo pero al consultar en la Comisión de Fomento, la Sra Marcela Nacleto, a cargo de la misma, enseguida nos ofreció muy amablemente pasar la noche en el salón de actos de la escuela, con calefacción, internet y baños, un lujo total. Quedamos muy agradecidos por su hospitalidad.

Mientras nos acomodamos en la escuela, el pueblo se vistió completamente de blanco, de algún modo engalanado para nuestra visita. Era la primera nevada del año y nosotros estábamos ahí.

Para cartón lleno nos recomendaron a una señora del pueblo, Mercedes para que nos cocinara algo y tuvimos el agrado de comer una exquisitas milanesas caseras con ensalada rusa mientras fuera nevaba copiosamante y los chicos del pueblo jugaban al fútbol sobre la nieve en la oscuridad.

Luego acomodamos las colchonetas y las bolsas de dormir en el enorme y calentito salón y pasamos cómodamente en forma completamente impensada una noche en El Caín, como si fuera un cinco estrellas.

Nevada en El Caín
El Caín bien nevado
La escuela donde nos alojamos en El Caín
El Salón de Actos de la escuela, nuestra espaciosa habitación de hotel cinco estrellas
También nuestro salón comedor

Por la mañana, ya eramos el comentario del pueblo y hasta nos fotografiaron para publicarnos en el sitio

Analizando nuestros próximos pasos
Así amaneció el patio de la escuela
El grupo completo en la calle principal de El Caín
Marisa Huentenao, la amable Guardia Ambiental de El Caín
El Caín por la mañana después de la fría noche
Fotaza en la despejada mañana de sábado después de la nevada, saliendo de El Caín

Nos vemos proximamente en la cima de La Buitrera…

CAPITULO SIGUIENTE >>

LOS CANQUELEROS ATACAN DE NUEVO

Hace unos días, en el preludio de la temporada invernal y con epicentro en la Meseta de Canquel, los autodenominados «Canqueleros», incursionamos por el sur de Río Negro y por la meseta central de Chubut, donde habíamos dejado varios temas pendientes en viajes pasados.

Tres chatas con seis locos estuvimos por la periferia norte de Somuncurá, llegamos al lugar donde cayó el avión de Sol, dormimos en una escuela de El Caín después de una intensa nevada, escalamos el volcán la Buitrera, acampamos en la estancia Talagapa, visitamos los aerolitos de Bajada del Diablo, investigamos nuevos accesos por el oeste a la Meseta de Canquel, volvimos al mítico Puesto Pepino, conocimos las remotas estancias La Esperanza y Rincón Venter, cruzamos de otra vez la Sierra Mesa por nuevas huellas, pudimos acceder al Club Sudafricano al pie de la Sierra Chaira y dejamos la zona cruzando por el medio el Guadal Grande.

Todo esto en diez intensos días donde hicimos algo así como 4300 km los que salimos de Buenos Aires y donde además nos comimos todo.

Las tripulaciones fueron Matías y Pablo Anastasio en Mitsubishi L100, Eduardo Cinícola y Darío Granato en Jeep Cherokee y Elsa Ons y quien escribe en Toyota Hilux.

Todo empezó el 25 de mayo a la nochecita con el encuentro en Exequiel Ramos Mexía, en el complejo Tunquelén, donde nos recibieron muy cordialmente con un cordero asado exquisito como presagio de lo bien que la íbamos a pasar.

Tomen esto como un anticipo, de las próximas entregas que vendrán.

Los canqueleros

ENTRADAS RELACIONADAS:

UN MORDISCO SUAVE A SOMUNCURÁ (Empieza por acá)

ESCALANDO LA BUITRERA

LOS AEROLITOS DE BAJADA DEL DIABLO y otras yerbas

MERODEANDO EL OESTE DE CANQUEL

EL CRUCE SUR DE CANQUEL

RINCÓN VENTER Y SIERRA MESA

CLUB SUDAFRICANO Y GUADAL GRANDE

ESTACIONES PAMPEANAS Y BONAERENSES

HUCAL

La leyenda de HUCAL en pie

Cuando uno se asoma a esta perdida estación dentro del monte pampeano, nunca puede imaginar la importancia que tuvo en el pasado.

Solamente ver los talleres ferroviarios que albergó para atender de cuatro formaciones a la vez y dónde se reparaban las viejas calderas de vapor, le dan a uno una idea del movimiento que debió haber aquí.

Hay un barrio ferroviario con muchas casas, la mayoría destruidas y hasta todavía existe una pileta olímpica de natación, obviamente abandonada, que fue la segunda pileta publica habilitada en La Pampa construida en la década del 40.

Dentro de la cercana estancia HUCAL, origen del poblado y donadora de las tierras para el ferrocarril hay una impresionante capilla, en excelentes condiciones que no pudimos visitar por una tranquera con candado.

Y la estación está allí, con sus nomencladores y sus vías resistiendo el tiempo gracias a una asociación «Hucal Despierta» que se ha propuesta preservarla para promover actividades turísticas y culturales.

Una visita que vale la pena hacer para viajar en el tiempo…

COTITA

Mil veces pasé por RN35 y nunca me había dado cuenta que ahí nomás estaba la estación Cotita, que había visto en los mapas en alguna oportunidad. El monte de caldenes tapaba todo y la verdad creía que nada existía.

Como ahora andábamos con tiempo y curiosidad, nos internamos por una huella esperando no encontrar nada y grande fue la sorpresa de al menos encontrar el andén y los nomencladores, con el terreno limpio de de vegetación. Luego me enteré que un grupo de entusiastas ferroviarios había estado manteniendo el lugar y por eso era accesible.

El nombre “Cotita” surgió del apodo con el que fuera conocida Mariana Juana Cambaceres, hija del primer dueño de la estancia Hucal, en La Pampa.

Al organizarse dicho predio rural hacia fines del siglo XIX, a uno de sus campos se le asignó el nombre de “La Cotita”. Culminando la segunda década del siglo XX, sobre esas tierras había avanzado el cultivo de trigo y un ferrocarril pionero en la región las transitaba desde hacía más de veinte años, aportando la logística de transporte para llevar el cereal cosechado hacia el puerto de Bahía Blanca. Con esa función, se había conformado un desvío ferroviario hacia el límite noreste del campo La Cotita.

Por la magnitud que habían alcanzado sus instalaciones, se le otorgó la categoría de estación con el nombre de “Cotita” en 1919, obteniendo su habilitación pública oficial en 1920 para prestar servicio de cargas, pasajeros y telégrafo en el ramal ferroviario Bahía Blanca al Noroeste. El edificio de la estación fue construido con chapas de zinc y madera, teniendo como unidades anexas una pequeña casa con paredes de ladrillo, para el jefe de la misma, y dos galpones para el almacenamiento de granos. Nade de eso existe ahora.

Su población apenas llegó a superar los 40 habitantes, hacia mediados del siglo pasado. Los servicios de Cotita incluían, además de la estación ferroviaria, una escuela de nivel inicial, un destacamento policial, una herrería, dos silos para acopio de cereales y un comercio de ramos generales, propiedad de la familia Mondelo, que incluía venta de pan, carne y leña, expendio de combustibles líquidos y servicio de estafeta postal.

La información que resumí más arriba fue extraída de aquí

Nomenclador de La Cotita
El solitario andén
Al fondo, ahora que está despejado se puede ver la RN35, ahí nomás

AVESTRUZ

Saliendo de Guatraché hacia el este, al ingresar a la provincia de Buenos Aires por la RP76, a mano derecha un solitario y enorme tanque de agua de ladrillos, revela que hubo una estación ferroviaria.

Mirando el GPS descubrimos que se trataba de la estación AVESTRUZ, perteneciente al famoso ramal de «los bichos» (Tres Cuervos, Víboras, Avestruz).

Por supuesto desviamos por una huella precaria y nos acercamos, comprobando que además del tanque de agua, también existían todavía el andén y la plataforma de un galpón, seguramente desmantelado. No pasan más trenes por aquí hace rato.

La plataforma del galpón desaparecido

BORDENAVE

Siguiendo la RP76, nos salteamos Darragueira porque nos habíamos consumido mucho tiempo y no teníamos definido donde parar a dormir o acampar.

Sin embargo antes de tomar el desvío a Puán, donde podíamos llegar a recalar, se nos puso tan cerca la estación BORDENAVE, que no quedó otro remedio que ir a verla…

Por aquí si pasan trenes y la estación está bien conservada y se trata de una vivienda particular donde además funciona un restaurante-rotisería-heladería «Lo de Patricia»

Por lo que luego pude leer en Internet, Bordenave merece dedicarle más tiempo a una visita ya que este tranquilo pueblo tien varios atractivos que dejamos pasar: El Paseo de los Caldenes, la plazoleta Bautista Bordenave, la Capilla San Antonio y entre otros, también se encuentra el Paraje El Pincén.

Será para otra vez.

Estación Bordenave desde el sur
Nomenclador de Bordenave
Estación Bordenave, con su corralito de seguridad.
Galpón de cargas
Lo de Patricia, en el frente de la estación, hacia el pueblo

PUAN

Llegamos a PUAN con la idea de acampar al costado de la laguna, ya que era loque seinfería de lo que veníamos leyendo en Internet. Sin embargo nos encontramos con un bonito lugar para pasar una tarde y hacer un picnic, pero no para pasar la noche, ya que el parque municipal no está cercado y rodeado por el poblado, sin instalaciones para campamento.

Así que seguimos pensando ahora en Guaminí y Cochicó pero a la pasada se nos cruzó la estación, así no quedó otra que asomarnos a verla. Actualmente funciona como estación de cargas y comparte su funcionalidad como terminal de ómnibus.

Estación Puán, a través de las patas el tanque de agua
Estación con andén anulado por instalaciones de la terminal de ómnibus
Playon de estacionamiento en el frente de la estación
La locomotora 6612 «Gloria» haciendo maniobras

EL CRUCE SUR DE CANQUEL (buscando al dino Scarritia)

<< CAPITULO ANTERIOR

Martes 30 de mayo de 2023

Conocemos bastante la meseta de Canquel, pero siempre tenemos cosas nuevas para descubrir o recorrer.

El cruce sur de este a oeste fue un anhelo que intentamos cumplir desde el inicio de nuestras incursiones a la zona. Llegar a la estancia La Esperanza era algo que por un motivo u otro no había podido ser. Ahora era la oportunidad.

En la noche, una ligera lluvia había sido suficiente para mojar las carpas, por lo cual desarmamos el campamento del Rincón de López, empacamos con todo húmedo y nos encaminamos a la empinada subida a la meseta.

La hermosa subida a la meseta desde el Rincón de López,

Ya en la larga cuesta

Al llegar arriba y sacar las fotos del paisaje que dejábamos atrás, nos percatamos que a poco de iniciar la subida, se descolgaba una huella bien marcada que seguía bordeando la meseta por abajo hasta donde se perdía la vista. Esa huella ya existía en 2015 pero apenas si se distinguía al principio; luego desaparecía. Concluimos que tenía que ver con nuestro imaginario «Canquelosaurio» y entonces bajamos para relevarla hasta al final.

A la izquierda de la curva, una huella que se descolgaba rumbo al Canquelosaurio nos tentó

Seguimos la huella que se dirigía en dirección al puesto Salazar contorneando la meseta, tal cómo nos había mencionado Benjamín Salazar hace unos años respecto a la ubicación del descubrimiento paleontológico.

La huella al Canquelosaurio

Llegamos al final de la huella y allí estaba: varias excavaciones a medio cerrar, multitud de pedazos de yeso y algunos pequeños fragmentos dispersos de huesos. Por supuesto no vimos el Canquelosaurio pero sentimos su espíritu en tan remoto lugar.

Lo que he podido averiguar, luego en casa por supuesto y através de internet, es que en esta zona se concentran fósiles de mamíferos terciarios, que el yacimiento se denomina Scarrit Pocket y que nuestro Canquelosaurio sería en realidad conocido como Scarritia y sería algo así como el de la foto que sigue, de un metro y medio de alto y dos metros de largo

Les resumo algo de lo que encontré:

Scarrittia sería descrito en 1934 por el paleontólogo americano George Gaylord Simpson a partir de material encontrado en las expediciones del Museo Americano de Historia Natural en la cantera fosilífera de Scarrit Pocket, también conocida como la Rinconada de los López y de la que deriva el nombre del género, en la Provincia de Chubut, Argentina. Esta sería la especie tipo, S. canquelensis, que sería también encontrada en otras localidades de la Patagonia Argentina. S. robusta, descrita en 1994 por Martín Ubilla y colaboradores, sería descubierta en Paso del Cuello, Departamento de Canelones, Uruguay. Es el único leontínido conocido de esqueletos completos y en buen estado de conservación.

Scarrittia mediría unos 2 metros de longitud, siendo un animal bastante grande y pesado en su ecosistema. Poseía un cuerpo y cuello relativamente largoscon una cola corta y unas patas robustas con tres dedos con pezuñas en cada una de ellas. En sus patas traseras la tíbia y el peroné fusionados, razón por la que habría sido imposible para el animal el girar estas hacia los lados. Su cráneo tenía un rostro corto y poseía unos 44 dientes poco especializados.

ESTAS CITAS FUERON EXTRAíDAS DE AQUI
El lugar daba indicios de algo especial, el yacimiento Scarrit Pocket

Extraños monolitos le daban el necesario halo de misterio
El final del camino. Ahora a caminar un poco…
Pedazos de yeso, pozos artificiales y pedazos de huesos fósiles dispersos atrajeron nuestra atención
Uno de los huesos fósiles que encontramos

Volvimos a subir la cuesta por segunda vez en un rato y al poco de andar estábamos en la estancia Tres Lagunas de nuestro viejo amigo Buty Myburgh y para nuestra sorpresa, lo encontramos de visita por allí, así que tuvimos la gratificante experiencia de charlar un buen rato con él, su hija y el puestero Agustín, enterándonos de los entretelones de la vida de la meseta.

Pura meseta de Canquel

Es triste escuchar como las explotaciones ganaderas se van apagando, fundamentalmente por la gran presencia de guanacos que se comen el alimento de las ovejas y por los pumas que atacan a las ovejas que sobreviven y también por la inviabilidad económica de los emprendimientos pequeños y medianos.

Una garra de puma que recuerdan su presencia

Nos alertó que el camino para pasar al pozo de Barragán estaba destruido pero creía que nosotros íbamos a pasar igual.

El grupo con el Buty y su hija en Tres Lagunas
Una de las tres lagunas cercanas que le ponen el nombre a la estancia
La casa del puestero Agustín

Nos despedimos del Buty y seguimos hacia el este; efectivamente la huella estaba muy rota por las lluvias pero nos las arreglamos para pasar igual y acceder al Pozo de Barragán, donde intentaríamos llegar al Puesto Pepino por abajo, ahora que se podía ingresar al pozo por un sendero recién abierto. Sin embargo, la misma lluvia que habíamos sufrido en el campamento había embarrado la bajada lo suficiente como para darnos cuenta que con la pendiente que tenía nos íbamos a tener que quedar a vivir allí abajo si nos metíamos allí. Decidimos ir igual al Puesto Pepino pero arrimando a campo traviesa desde el norte, hasta el borde mismo del acantilado y luego caminar un poco.

Pozo de Barragán
Puesto Barragán
La nueva bajada al enorme Pozo de Barragán, un corral natural

Quedamos a unos 800 metros de distancia y a 200 metros de desnivel, con una pendiente que para ir caminando no era exagerada. Dado que era cerca de mediodía, pareció buena idea ir a almorzar a Puesto Pepino y eso hicimos.

Copamos Puesto Pepino y a todos nos embargó la misma emoción de la primera vez. Nos volvimos a cansar de sacar fotos y admirar la sólida y prolija construcción de piedra. Esta vez pudimos notar que en el área hay un manantial que le da cierta lógica a la ubicación y que por otra parte esta muy protegida de los vientos y era difícil de acceder y detectar para los que no la conocían. Indudablemente era un refugio seguro.

El hueco donde se esconde el Puesto Pepino, al lado de un manantial

Sigue siendo un lugar mágico e inexplicable, donde aunque pasan los años, no logramos desentrañar su misterio. La vieja leyenda de Pepino, constructor de catedrales y su trágico desenlace, sigue vigente para nosotros y tal vez sea la razón de su magnetismo.

Nos quedaba el último objetivo del día, la estancia Buena Esperanza, para la cual necesitábamos recorrer buena parte de la meseta y luego volver a bajar a su vertiente este. Desde el Pozo de Barragán hasta el empalme de la huella que lleva a La Esperanza desde La Juanita es claro que no la transita nadie, casi me animo a decir que los últimos fuimos nosotros en 2016. De hecho el alambrado que delimita propiedades, tiene la tranquera pero la huella es muy difícil de encontrar en sus adyacencias.

Después de cruzarlo, la senda que viene de La Juanita y lleva a La Esperanza es clara y relativamente transitada. Zigzaguea entre pequeños cerros, hondonadas y bajos y se va «empedrando» a medida que nos acercamos al borde de la meseta para encarar la bajada a la estancia.

Un puesto camino a La Esperanza
Uno de los tantos pozos con agua en Canquel
Otro pozo importante que podría ser fruto de un aerolito. Al fondo el cerro Azul, el mas alto de la meseta

La bajada proporciona un hermoso paisaje del hueco donde se encuentra La Esperanza y es muy pronunciada y despareja; subirla no es imposible pero no es muy sencillo seguramente, en descenso es otra cosa.

El valle donde se encuentra La Esperanza. La arboleda al centro es el puesto La Buena Esperanza
Bajando a La Esperanza
El valle de La Esperanza
En el fondo del valle
La Esperanza a la vista, rodeada de lagunas
Una gran laguna o guadal al sur del casco de la estancia

Al final de misma aparece lo que el IGM llama Nueva Esperanza, que no es más que un puesto deshabitado pero muy arbolado, seguramente regado por alguna vertiente. Seguimos adelante dejando a un lado a una laguna seca hasta que vimos finalmente la ansiada La Esperanza, un lugar al que le habíamos intentado sin éxito un par de veces por el este. Allí, su propietario Gabriel nos iba a esperar con un cordero pero llegamos un par de días más tarde y nos lo perdimos…

Con el permiso de su puestero, Julio, acampamos cerca del casco y el cordero lo tuvimos que reemplazar por lo que quedaba del guiso de lentejas el cual fue convenientemente reforzado para que alcance. El clima nos regaló una noche perfecta, hasta para sacar fotos nocturnas increíbles.

Improvisado campamento al lado del casco de la estancia
Hermosas fotos nocturnas

Está muy linda la estancia, muy arbolada y mereció el esfuerzo de visitarla. Otro rincón de Canquel fue develado. Gracias Gabriel por permitirnos ingresar!

El día siguiente habría más cosas nuevas a descubrir y disfrutar.

CAPITULO SIGUIENTE >>

ESTACIONES FERROVIARIAS ENTRE MÉDANOS Y LA ADELA

En el derrotero hasta LA ADELA, nos encontramos con la grata sorpresa del excelente estado de conservación de NICOLÁS LEVALLE, la cual indudablemente está preservada por alguna organización pese a que no presta servicio alguno, salvo ver pasar trenes cargueros.

Desde la estación, salían desvíos salineros que llegaban al cargadero de vagones al cual arribaban por la vía de trocha angosta trenes con cargamentos de sal desde las salinas La Aurora y Las Barrancas.

Entre la década de los años 80 y 90 ambos cargaderos fueron sacados de servicio y se reemplazaron por camiones que cargan la sal en las respectivas salinas y la llevan a los distintos puntos de consumo.

Algunas referencias a estos ramales salineros se pueden leer cliqueando sobre el resaltado. (Al principio habla de Anzóategui, pero más abajo se refiere a las salinas cercanas a Levalle)

El desolado andén de Levalle pero en perfecto estado de conservación

Salimos satisfechos a la ruta en busca de la próxima estación y nos topamos con ALGARROBO , cuyo poblado se llama JUAN COUSTÉ. Es una tranquila localidad de unas 5000 almas con aspecto muy prolijo, con una estación bastante conservada, pero que no presta servicio alguno.

Buscando alguna referencia al motivo de la dualidad de nombre, encontré este curios artículo de un sitio uruguayo: http://viajes.elpais.com.uy/2021/04/27/habia-petroleo-pero-lo-olvidaron/

En el mismo, además de mencionar que Juan Cousté fue un importante hacendado de la zona que también fue Intendente del Partido de Villarino, lo que explica el nombre. Pero lo más curioso es que la zona estuvo envuelta en un aparente hallazgo de petróleo mientras buscaban agua para riego , que derivó en una serie de interesantes conflictos por permisos de cateo por algo que luego no tuvo entidad.

El nomenclador de ALGARROBO

Siguiendo nuestro recorrido ferroviario nos tocó la desolada MONTES DE OCA, donde salvo el nomenclador, el andén, algunos escombros y un enorme cactus, no hay nada más. Aquí nunca hubo poblado o al menos no hay vestigio alguno.

El camino de acceso a MONTES de OCA

Más adelante, «encontramos» por llamarlo de algún modo, lo que queda de GAVIOTAS, donde claramente se ha demolido casi todo, donde únicamente quedó claramente visible el enorme tanque de agua.

Los restos de GAVIOTAS

Por último, intentamos llegar a ANZOATEGUI, que si curiosearon el enlace de ramales salineros previo, notarán que también tuvo pasado ferroviario salinero.
No pudimos llegar porque una tranquera con candado, carteles disuasivos y una cámara de seguridad, sugerían no intentar entrar. No obstante logramos sacar unas fotos desde lejos que nos revelaron una arquitectura diferente al resto de las de las de este ramal, con esa sucesión de construcciones con techos a dos aguas perpendiculares a las vías. Escondido se alcanza a ver el nomenclador.

ANZOATEGUI, desde lejos

 

 

 

VACACIONES FEBRERO 2023, EL VIAJE COMPLETO

Ir al sur argentino desde Buenos Aires implica muchos kilómetros de ruta que de algún modo hay que amortizar. Por eso, además del objetivo final, es importante tratar de encontrar objetivos intermedios que hagan más entretenido y llevadero el viaje.

Eso es lo que hicimos con mi esposa este febrero 2023 cuando decidimos volver a visitar el Parque Nacional Perito Moreno en el norte de Santa Cruz, a más de 2500 km de casa.

Un asomo al viaje a través de Relive

DIA 1: Florencio VARELA – LA ADELA:

Salimos de Florencio Varela el lunes 12 de febrero por la mañana con la idea de pernoctar en La Adela, provincia de La Pampa, a 850 km de casa.

El entusiasmo de las primeras horas de vacaciones después de un largo año sin viajes extensos, nos hizo viajar raudamente hasta Bahía Blanca sin paradas, solamente las obligadas para reponer combustible y cargar los mapas en en el GPS que misteriosamente habían desaparecido, en la casa de mi amigo Pablo.

Como el tiempo nos sobraba, a partir de allí iniciamos nuestras escalas intermedias, visitando estaciones ferroviarias, un clásico de nuestros viajes. Muchísimas veces pasamos por la ruta 22 y siempre dejábamos para otra vez visitar algunas de las estaciones del ferrocarril del Sud y esta vez no íbamos a postergarlas. Desde Bahía Blanca hasta Médanos ya las conocíamos, pero de allí en adelante no, así que procedimos a hilvanarlas en serie, sin saltear ninguna.

En el siguiente enlace ESTACIONES FERROVIARIAS ENTRE MÉDANOS Y LA ADELA te muestro lo que encontramos en ese derrotero.

Cayendo la tarde nos alojamos en el complejo PAMPAS AL SUR completamente recomendable para pasar la noche después de intensos casi 1000 kilómetros del primer día de viaje.

DÍA 2: De La Adela a Los Altares (13 de febrero de 2023)

Hoy fue un día tranquilo de enlace, disfrutando de la compañía, del paisaje y del manejo, que tanto me gusta.

Le pegamos de un tirón hasta Arroyo Verde, donde paramos a comer algo en el acceso a Puerto Lobos, donde verifique que la ruta que viene de Cona Niyeu existe pero tiene una tranquera con quinientos mil candados, y después hicimos una fugaz visita a Puerto Madryn para visitar el terreno que tenemos allí.

Luego hasta Trelew por la nunca terminada Autovía 3 y de allí derecho por la RP25 hasta Los Altares, donde nos alojamos en la hermosa y remozada hostería del Automóvil Club.

Revisando cómo crecen los alpatacos en nuestro terreno en Madryn
Estación Transformadora Loma Blanca Este, cuya construcción me tocó dirigir a distancia durante la pandemia.
Solitaria RP25 antes de llegar a Las Plumas
Formación «El Barco», en el valle de Los Altares

DÍA 3: De Los Altares a Lago Pueyrredón (14 de febrero de 2023)

Con mucho entusiasmo por ser el último día de enlaces para entrar al primer «teatro de operaciones» de la cordillera santacruceña, seguimos por la RN25 un buen trecho hasta tomar el atajo por la RP 63 que te deja en San Martín, acortando muchos kilómetros. La están asfaltando y será una excelente opción una vez que la terminen, aunque falta bastante.

Una vez en la RN40, después del desvío a Aldea Apeleg (vieja ruta 40) el pavimento se vuelve una sinfonía insoportable de pozos y baches, una verdadera vergüenza para nuestra emblemática ruta turística. Tal es así que decidimos entrar a Facundo para ir hasta Río Mayo por el ripio de la RP43 y evitarlos. El desvío, al margen del esquive de los pozos, te permite conocer el hermoso valle de Facundo regado por el río Senguerr y por otra parte está en muy buen estado, retrotrayéndote a los viejos caminos de ripio patagónicos.

Los vergonzosos pozos de la RN40

Facundo y el valle del río Senguerr
En algún lugar de la RN40 antes de Bajo Caracoles

Dejamos la RN40 en Bajo Caracoles para romar la RP39 rumbo a Lago Posadas, donde pasamos los siguientes días.

DÍAS 4 y 5 : Descanso en Lago Pueyrredón (15 y 16 de febrero de 2023)

Los detalles de esos días y lo que hicimos lo pueden leer haciendo clic AQUÍ

DÍA 6 : La nueva RP41 (17 de febrero de 2023)

Luego de la placentera estadía en esta zona, encaramos la nueva RP41 para dirigirnos al Parque Nacional Perito Moreno, donde también nos quedaríamos unos días en la estancia La Oriental, visitando a mi querido amigo Eduardo Lada.

La nueva RP41, habilitada únicamente para vehículos 4×4, sigue siendo un atractivo muy interesante, aunque vale aclarar que también sigue siendo un trayecto muy solitario que requiere cierto espíritu de aventura y sacrificio, ya que cualquier problema que uno tenga (una lluvia inesperada, un par de pinchaduras, un desperfecto mecánico,etc.), puede implicar pasar una noche a buena altura en la cordillera con mucho frío, ya que hay muy poco tránsito diario para recibir ayuda. Aprovecho para decir que no es muy racional meterse con un vehículo 4×2, mucho meno si no es lo suficientemente alto o si se lo intenta en solitario. Conviene encararla temprano en la mañana para tener chance de cruzar algún vehículo a lo largo del día.

En mi caso, ya la hice varias veces, conozco el terreno y por otra parte tengo la experiencia para bancar alguna dificultad de este tipo. Y pese a a haberla hecho varias veces, me sigue gustando apreciar los increíbles paisajes que atraviesa.

El istmo entre los lagos Posadas y Pueyrredón
Un mirador en la parte más elevada de los caracoles
El cerro Belgrano asoma en el horizonte
La precaria huella en la parte más alta del recorrido
La bajada hacia el Parque nacional perito Moreno, con el río y el lago Belgrano a la vista
La emblemática rueda de carreta que marca el acceso a la estancia La Oriental
Estancia La Oriental

DÍAS 7 y 8 : El Parque Nacional Perito Moreno (18 y 19 de febrero de 2023)

Las dos narraciones de más abajo, resumen lo más relevante de nuestra estadía en mi lugar en el mundo:

SENDERO GRANDE DE LA PENÍNSULA BELGRANO

CIRCUITO MIRADOR DEL BELGRANO Y ASOMO AL DEL AZARA

DÍAS 8 y 9 : Enlace y estadía en El Bolsón (20 y 21 de febrero de 2023)

Ya habíamos emprendido el largo regreso pero fue tan rápida la salida del parque y la ruta hasta Rpio Mayo, que en vez de salir por Sarmiento, decidimos a pasar a ver a nuestros amigos Guillermo y Elcira en El Bolsón.

Como algo novedoso, después de compartir una cena y un almuerzo con ellos, fuimos hasta Epuyén, donde nos animamos a entrar al famoso Laberinto, emplazado en un jardín espectacular. Muy recomendable y divertida su visita.

La entrada (o la salida) del PNPM por la RP37
Entrando a la RN40 con el cerro Las Horquetas de fondo
Entrando a la RN40 con el cerro Las Horquetas de fondo
Almacén abandonado El Olnie, sobre la RN40

Álbum de El Laberinto de Epuyén:

DÍA 10 : De El Bolsón a Viedma (22 de febrero de 2023)

CUATRO ESTACIONES EN LA LINEA SUR

DÍA 11 : De Viedma a Cochicó (23 de febrero de 2023)

Fue un día intenso, visitando sin planificaciones, muchos lugares interesantes:

GUARDIA MITRE

EL INGENIO SAN LORENZO

ESTACIONES PAMPEANAS Y BONAERENSES

Al final del día, terminamos acampando en la laguna de Cochicó, que al ser un día de semana, estaba muy tranquilo.

El lugar de acampe es muy agradable y tiene sanitarios en buenas condiciones.

Campamento
Atardecer en la laguna

DÍA 12 : De Cochicó a casa (24 de febrero de 2023)

Nos levantamos temprano con la idea de llegar rápido a casa. Sin embargo se nos empacó Pampa 02 y nos hizo renegar bastante hasta que misteriosamente comenzó a funcionar normal de nuevo, como si hubiera pasado mal la noche.

Pero no fue todo. en el km 114, cerca la laguna de Lobos se plantó y quiso seguir.

Terminamos llegando a casa sobre una plancha, lo que no empañó un viaje espectacular: al fin y al cabo Pampa 02 no se portó tan mal: el mismo desperfecto en cualquier otro lugar alejado hubiera sido un verdadero problema.

Hicimos 6300 km andando y 120 en una plancha. Los fierros son así…

Que se le va a hacer. Después de todo la tengo que perdonar…

Hasta la próxima

CIRCUITO MIRADOR DEL BELGRANO y ASOMO AL CIRCUITO DEL AZARA

Como ya dije, esta vez vinimos al Parque Nacional Perito Moreno a descansar mentalmente y a hacer caminatas, con el interrogante de nuestro desconocido y supuestamente no muy buen estado físico. El circuito del Mirador del Belgrano era solamente unos 8 kilómetros que podían ser una buena medida de nuestras posibilidades futuras de encarar otros recorridos más largos.

Este circuito es de los «nuevos», promovido seguramente por la donación de Gilbert Butler de los años anteriores e inicia donde antes arrancaba el sendero al Puesto El 9, en una explanada al sur del lago Belgrano. Dejamos allí la chata y salimos en sentido antihorario por el primer tramo que es estepario y va mutando a bosque achaparrado, a medida que serpenteando entre cañadones se aproxima a la costa del lago.

Playa de estacionamiento, punto de inicio del circuito
El inicio del sendero del mirador del Belgrano, con el cerro Mie al frente
Pampa 02 se quedó sola esperándonos
El siempre increíble y cambiante lago Belgrano

Ya cerca de la costa, aparece una zona de acampe muy bien delimitada, con un refugio asociado para tres personas y un sanitario en condiciones «noruegas», como ya expresé en otro blog. Ojalá se mantengan así!

Cerca del refugio hay una hermosa playa sobre el lago

Playita sobre el lago
El lago a contraluz desde la playa, con esas curiosas nubes patagónicas

El sendero a partir de aquí se adentra en un bosque un poco más denso, como es de imaginar y como es de práctica en este parque, los paisajes son deslumbrantes a cada paso. Así, después de seis kilómetros llegamos a interceptar el otro sendero que se dirige al largo circuito del lago Azara y dado que nos sentíamos bien, optamos por asomarnos unos kilómetros, lo cual fue una excelente decisión por la variedad incesante de paisajes inesperados que se muestran a cada paso.

El circuito del Azara es muy largo y requiere prever pernoctar en alguno de los refugios o llevar una mochila con elementos para acampar, lo que por ahora no estaba en nuestros planes. Después de lo poco que vimos, sin duda que en alguna otra visita nos vamos a animar.

Saliendo de Refugio René Negro
El sendero se adentra en un bosque de lengas
Los pájaros carpinteros hacen lo suyo en los troncos
Encrucijada de senderos
A cada vuelta del sendero aparecen ignotas y bellas lagunitas
Pero siempre domina el endiablado Belgrano
Mas Belgrano y sus turquesas
Otra lagunita más, con colores que contrastan con el turquesa del Belgrano
Arboles bandera en las zonas desprotegidas
Contentos con la caminata
Pampa 02 nos esperaba al final del sendero

Finalmente, al volver al punto de partida, habíamos hecho poco mas de trece kilómetros, con lo que tuvimos la buena noticia que «milagrosamente» estábamos en mejores condiciones que las que suponíamos. El circuito grande de la península del Belgrano nos estaba esperando para el día siguiente.

Sin embargo, todavía nos habían quedado ganas de pasear y nos fuimos a visitar, con la chata, el lago Burmeister, reino del viento del oeste.

El bosque que antecede al lago Burmeister, donde es posible acampar en forma agreste
Playa del lago Burmeister, siempre expuesta al viento
Jamás lo vi sin oleaje en varias visitas previas
Un árbol bandera sobre la playa

Recorrido el 18 de febrero de 2023

LAGOS POSADAS Y PUEYRREDÓN

Esta zona es un rincón poco conocido de la Patagonia, ya que en el pasado su acceso no era muy cómodo, por llamarlo de algún modo.
Si bien la RP 39 siempre fue una sencilla ruta de ripio típicamente patagónica, los casi 100 kilómetros que los separan de Bajo Caracoles desanimaban a los viajeros, potenciados por la falta de información reinante.

Pero hace un tiempo la cosa cambió. Una ruta recientemente abierta por Vialidad de Santa Cruz, entre el lago Posadas y el Parque Nacional Perito Moreno, de la cual me enorgullezco de haber sido uno de los precursores, al haberla recorrido en modo offroad para vehículos de cuatro ruedas en 2016, hizo que muchos aventureros se largaran a investigar. La crónica de esa aventura la pueden leer haciendo clic.

Esta ruta, por ahora recomendable solamente para vehículos 4×4, permite hacer un circuito «redondo» sin ir y volver por el mismo camino, por paisajes deslumbrantes pero muy solitarios.

Los menos osados ahora se asoman a la zona para tantear el terreno y no quiero pensar el auge que tendrá cuando finalmente la ruta sea apta para todo tipo de vehículos. Otro nuevo atractivo es un nuevo paso a Chile siguiendo el curso del río Oro, el cual se ha comenzado a construir.

En mi caso había andado por aquí varias veces, pero siempre de pasada, yendo o viniendo del Parque Nacional Perito Moreno y una vez que nos llegamos hasta las nacientes del río Oro, a los pies del cerro San Lorenzo.

Nunca me había quedado un par de días en la zona acampando a orillas de los lagos, disfrutando del hermoso microclima cordillerano que reina aquí, a solamente 250 metros sobre el nivel del mar pese a estar completamente inmerso en los Andes patagónicos.

Entramos por el norte del lago Posadas, visitando el famoso Arco de Piedra, para luego cruzar a la margen de enfrente por el istmo que lo separa del lago Pueyrredón.

Arco de Piedra
La costa norte del lago Posadas, por donde sube la nueva RP41

Nuestro objetivo era acampar un par de días en el camping de la estancia Suyai, al cual le había echado el ojo las veces pasadas. Con base allí, ademas de descansar de las largas etapas de aproximación de los días previos, haríamos algunas caminatas a la rara península que está enfrente de la estancia Suyai y algún que otro circuito que teníamos en mente. Y eso fue lo que hicimos.

CAMPAMENTO EN LA ESTANCIA SUYAI

La estancia Suyai hace muchos años que recibe al turismo. Ya en en el lejano 2006 recuerdo que bajando desde Los Antiguos por la RP 41, unos pequeños cartelitos invitaban a visitarla y te llevaban por una huella poco transitada al istmo que divide el lago Posadas del Pueyrredón. En esa oportunidad, una tranquera con candado me impidió conocerla ya que para hacer el rodeo por por el pueblo no nos daban los tiempos. Eran las épocas de vacaciones con los chicos en Pampa 01 con un tráiler lleno de chirimbolos; la crónica, aquí

El lugar es muy bonito, tiene un par de cabañas y departamentos que hay que reservar con tiempo, pero también dispone de una zona arbolada de camping con fogones y sanitarios que es un sueño. Nos establecimos allí por dos días con la ventaja de que al ser días de semana, estábamos solos con todo el lugar para nosotros.

Es de destacar la amable atención del encargado, Don Roberto Faucino, quien con su calidez, se desvivió para que la pasemos de diez, facilitando información y accesos de los distintos distintos lugares para conocer.

CAMINATA A LA PENÍNSULA

Justo enfrente de la administración de la estancia, la costa presenta una caprichosa curiosidad. Una larga y angosta península se introduce en el lago e invita a visitarla. En años anteriores accedimos en la comodidad de los vehículos pero esta vez la disfrutamos de otro modo, caminando.


Tiene unos dos kilómetros de largo y un ancho variable entre 10 y 20 metros; lentamente está siendo colonizada por vegetación cuyas semillas las lleva el viento. Al llegar a su extremo uno puede imagina que que se está en la proa de un «Titanic» en el medio del lago.

Es una geografía particular de la zona ya que no es la única; en la desembocadura del río Oro hay otra similar.

La extraña Peninsula
frente a Suyai
En el extremo de la península
La estancia Suyai desde la península
Península, al fondo la estancia Suyai
Caminantes satisfechos
Paisajes que llevan a la relajación
Vista de la península desde las alturas del Santuario de la Virgen
Santuario de la Virgen, en un bosque de pinos de las alturas
La estábamos pasando realmente bien
Paisajes que enamoran

Vegetación de la zona

« Entradas anteriores Entradas siguientes »

© 2024 Lodelpampa_new

Tema por Anders NorenArriba ↑