Salimos bien temprano de Estancia Suyai, sin saber muy bien todavía dónde sería el lugar adecuado para ver el eclipse.
El plan original que era ir a verlo en algún sitio de la línea de máximo oscurecimiento que corría aproximadamente entre Las Horquetas y San Julián, idealmente cerca de la estancia La María donde existen pinturas rupestres muy importantes; esta posibilidad se nos había diluido completamente ya que todos los pronósticos indicaban nubosidades entre el 60 y el 80% en esa zona y con estos números era un pecado haber hecho tantos kilómetros para no ver el eclipse.
Felizmente, los mismos pronósticos mostraban que más al norte, sacrificando un poco el porcentaje de oscurecimiento, la nubosidad bajaba hasta ser casi cero en Perito Moreno, límite para poder ver el anillo aunque sea un poco descentrado.
Nos encontramos de nuevo con el grupo en Lago Posadas y decidimos corrernos hasta Bajo Caracoles y allí decidir adonde dirigirnos. Ernesto había conseguido reparar a nuevo el tensor de la suspensión trasera y estaba otra vez en carrera.
Antes de salir nos anoticiamos que muy cerca del pueblo existían unas pinturas rupestres que podrían suplantar las que no veríamos en La María.
Recorrimos una precaria huella sin señalizar que arranca enseguida a la salida del pueblo hasta encontrar un imponente paredón donde dejamos las chatas y caminamos poco más de un kilómetro hasta ubicar la zona que nos habían informado. Costó encontrarlas pero al final lo logramos y valió la pena.
No son tantas como en la Cueva de las Manos pero hay una variedad interesante de formas y dibujos. desde el lugar se tiene una vista imponente del pueblo y del lago Posadas. La galería que sigue permite apreciar la afirmación anterior.
Cumplida esta misión nos dirigimos a Bajo Caracoles, donde Guillermo y Elcira nos esperaban con su motorhome. Antes de mediodía nos encontramos con ellos con lo cual el nutrido grupo de eclipsados se completó.
Los típicos surtidores de Bajo caracoles
La novedad fue que contaban con una antena de Starlink, con lo cual teníamos acceso a Internet y podíamos tener datos online de la nubosidad.
Se confirmó que ir hacia el sur no era conveniente pero moviéndose un poco al norte había grandes probabilidades de éxito. La opción de la estancia La Vizcaína, que habíamos investigado ayer, se abrió como la mejor oportunidad ya que nos ponía en un sitio donde era posible ver el anillo con suficiente claridad.
Banda de visualización del eclipse: la línea central era el mejor lugar; finalmente lo vimos en el centro de la banda superior, cerca de la RN40
La caravana partió rauda hacia allí con el objeto de esperar el eclipse y de paso disfrutar de alguna de las comidas gourmet que Hugo había traído, tal como es su costumbre habitual.
Los fideos de Hugo, antesala del eclipse
Nos encontramos con Pedro, el dueño de la estancia, que estaba trabajando y salía para recorrer el campo y nos permitió establecernos al costado el casco al reparo del viento incesante.
Primero disfrutamos de un exquisito almuerzo con fideos y salsa boloñesa y después nos dispusimos a esperar el inicio del eclipse con máscaras de soldar, anteojos, trípodes y demás adminículos que cada uno había dispuesto al efecto.
Antesala del eclipseEl cielo se preparaba para el espectáculoTodo era «raro»Esperando el eclipsePrimeros escarceos de pruebaConcentrados mirando el espectáculoMuy felices de presenciar este evento inusual
A eso de las 16:30, a través de los filtros empezamos a ver como la luna empezaba a tapar al sol desde abajo hacia arriba. Lentamente lo fue cubriendo y a las 17:40 se pudo ver el espectacular delgado anillo concéntrico que buscábamos.
Si bien no se oscureció el día totalmente como si nos ocurrió en casos anteriores (La Rioja 2018 y Rio Negro 2021), se notó claramente la rara luminosidad que caracteriza a los eclipses, que genera esas extrañas sensaciones en quienes tuvimos la suerte de presenciarlos. La misión se había cumplido exitosamente!
El ciclo se completó unos 50 minutos después cuando la luna descubrió nuevamente el sol y todo volvió a la normalidad. Las siguiente secuencia de fotos muestra cómo fue evolucionando:
Lo novedoso fue que al tener Starlink, transmitimos en vivo el eclipse a todos nuestros amigos gracias al servicio generosamente prestado por Guillermo y Elcira 🙂
El grupo d e felices eclipsados
Levantamos campamento pero no pudimos despedirnos de Pedro y agradecerle su generosidad, pero le dejamos unas botellitas que seguro va a disfrutar…
En 2048 habrá otro eclipse del mismo tipo en esta misma zona, así que si llegamos vivos habrá otra oportunidad :). Por nuestra parte Adriana y yo tendremos apenas 89…
Nos quedaban unos días más en un itinerario que se había modificado debido a la nubosidad: el regreso por la costa había sido descartado, así que decidimos volver atrás y aprovechar para visitar el remoto pueblo de Buen Pasto y explorar la enigmática ruta P23 de Chubut, además de alguna otra sorpresa. Siempre guardo un as en la manga…
Terminamos yendo a dormir a la localidad de Rio Mayo, después de reservar hotel desde el medio de la nada gracias a Starlink.
Mañana sería el turno de conocer el postergado Buen Pasto
PERITO MORENO – ESTANCIA LA VIZCAINA – RP 105 – RP41 – PASO ROBALLOS – LAGO PUEYRREDÓN – ESTANCIA SUYAI – LAGO POSADAS
Recorrido del día
Con la incorporación de Adriana y Ernesto, la caravana de los eclipsados ya contaba con cinco vehículos, que partieron todos juntos hacia el sur con la idea de llegar a Lago Posadas, desde dónde en función de la nubosidad del día siguiente decidiríamos adonde dirigirnos.
El día sería un tranquilo paseo por los alucinantes paisajes que siempre depara la RP41 y de algún modo «descansar» del trajín de los días anteriores, ya que acumulábamos cerca de 3000 km en tres días.
RN40 hacia el sur, disfrutando de los paisajes coloridos del Río Pinturas hasta que pensando en las alternativas para el eclipse, entramos a preguntar si podríamos verlo dentro de la estancia La Vizcaína, donde alguna vez conocí al propietario y tiene buenos lugares para acceder a la meseta del lago Buenos Aires. Se acordó de los locos confluencieros del 2008 cuando hicimos LATITUD 48 y nos dijo que no tenía problemas en recibirnos. Ya teníamos reserva en ese lugar si hacía falta!
Pocos kilómetros después dejamos la RN40 y nos adentramos en la RP105, que te conduce por primero por paisajes de estepa, hasta encontrar el inmenso y aislado lago Ghío. donde las montañas hacen su aparición como prólogo del Paso Roballos.
La cantidad de nutridas manadas de guanacos en esta ruta es increíble. En todas las rutas patagónicas cruzar guanacos es algo común peronunca había visto tantos juntos.
Sólo en una manada que se nos cruzó contamos más de 100 ejemplares; seguramente la cercanía del Parque Nacional Patagonia, donde se encuentran protegidos, es un fuente inagotable de reproducción únicamente amenazada por la presencia de pumas, que indudablemente no alcanzan a balancear el número o tal vez se ocupan de las ovejas que son más fáciles de cazar.
Increíble manada de guanacos
El lago Ghío nos cautiva con su color turquesa y su vasta extensión a lo largo de la RP105. A medida que nos acercamos a la exquisita RP41, los paisajes se tornan aún más hermosos.
Llegando al lago GhíoLlegando al lago GhíoLlegando al lago GhíoMás lago GhíoMás lago GhíoBordeando el sur de la meseta del Buenos AiresBordeando el sur de la meseta del Buenos AiresPaisajes de la RP105 antes de RP41Paisajes de la RP105 antes de RP41
En el cruce de ambas rutas, nos reagrupamos y descubrimos que Ernesto tenía roto un tensor de la suspensión trasera. Aunque podía continuar, recomendamos que se dirigiera lentamente hacia Lago Posadas para repararlo y evitar riesgos. El resto del grupo seguiría hacia Paso Roballos y, posiblemente, subiríamos a la parte alta de la RP41 para experimentar la nieve que, en esta época del año, suele bloquear el camino. Sería la excusa perfecta para disfrutar de los paisajes de esta ruta escénica sin igual.
Parada en cruce de RP105 y RP41
Efectivamente, llegamos hasta el Paso Internacional y en el regreso, cruzamos el río Roballos e iniciamos el ascenso. El clima, que había estado soleado, cambió repentinamente a nublado, comenzando con lloviznas y luego con aguanieve. No se veían huellas previas en el camino, señal de que nadie había pasado antes. La nieve acumulada desde el invierno se hizo presente a partir de los 1000 metros sobre el nivel del mar, y los bancos de nieve eran cada vez más grandes hasta que, al alcanzar los 1250 metros, ya no era seguro continuar sin asumir riesgos. Nos volvimos satisfechos.
RP41 al sur de RoballosRP41 al sur de RoballosRP41 al sur de RoballosPaso RoballosRP41 al norte de RoballosNieve a los 1000 msnm en RP41Planchones impasables a 1250 msnm en Rp41
Al descender, el clima volvió a cambiar y ahora fue el momento de las buenas fotos con el paisaje soleado.
Cordillera nevada
Borde sur de meseta del lago Buenos Aires
Borde sur de meseta del Buenos Aires
Borde sur de meseta del Buenos Aires
Borde sur de meseta del Buenos Aires
Maravilloso paisaje
Supremo!
Lagunas cordilleranas
Flamencos
Laguna cerca de Roballos
Laguna cerca de Roballos
Laguna cerca de Roballos
la sorpresa fue un tremendo arco iris en el medio de las montañas que nos cautivó. Un regalo inesperado de la naturaleza.
Arco Iris entre montañasArco iris entre montañas
No estábamos lejos de Lago Posadas y era temprano, así que optamos por la senda que te conduce directamente al istmo que separa el lago Posadas del Pueyrredón. Es una huella muy angosta y zigzagueante y muy entretenida que vale la pena hacer. El día se había vuelto soleado de nuevo.
Hermosa huella al Istmo entre el Posadas y el PueyrredónA lo lejos el istmoEl Posadas a la izquierda, el Pueyrredón a la derecha
Al llegar a La Angostura, nos dividimos. Adriana y yo habíamos tomado el compromiso de visitar a nuestros amigos de Suyai y eventualmente nos quedaríamos allí; los demás siguieron a Lago Posadas, donde tenían reserva de alojamiento y de paso se encontrarían con Ernesto. para ver si había solucionado su problema.
Quedamos en encontrarnos en Lago Posadas en la estación de Servicio a las 8:30 para decidir dónde veríamos el eclipse. Aquellos que se dirigieron directamente a Lago Posadas no pudieron resistirse a visitar el Arco de Piedra.
Antesala del Arco de PiedraEl Arco de Piedra
Aquellos que se dirigieron directamente a Lago Posadas no pudieron resistirse a visitar el Arco de Piedra; mientras tanto, nosotros optamos por quedarnos en Suyai, deleitándonos con un atardecer de ensueño y nos libramos de montar la carpa al encontrar justo un dormi disponible.
Rumbo al río OroPuente sobre el río OroLlegando a Suyai
Fue un placer reencontrarnos con Roberto y su esposa, quienes, como siempre, nos brindaron momentos muy agradables de conversación. Siempre sentimos la necesidad de regresar a Suyai, otro de mis rincones favoritos en el mundo.
Atardecer espectacular en SuyaiLago Pueyrredón en SuyaiCamping en SuyaiCamping en Suyai
Aprovechando que teníamos internet estuvimos viendo adonde nos dirigiríamos mañana para ver el eclipse ya que por todos lados el pronóstico indicaba alta nubosidad, especialmente más al sur donde el oscurecimiento era máximo.
Nos levantamos temprano porque podríamos tener un largo día con complicaciones (lo que se cumplió) y entonces para las 8:30 estuvimos en orden de marcha. Esperábamos encontrar algo de barro en la RP93 porque la playa de la estación de servicio apareció toda encharcada y pensábamos esa podría ser la primera dificultad.
YPF Fitz Roy después de una noche lluviosaCalles de Fitz Roy
Siguiendo un tramo de la RN3 hacia el sur, tal como lo señalaba el GPS, tomamos la RP93 a través de una tranquera, la primera de muchas por abrir.
El inicio de la RP93
Aunque había llovido a unos 30 kilómetros al norte durante la noche en Fitz Roy, aquí solo quedaban rastros de una ligera garúa, lo que dejaba a nuestras huellas como las únicas visibles. Por lo menos, sabíamos que éramos los primeros en pasar ese día.
RP 93RP 93Un alto en la RP 93 para desinflar neumáticos
El primer tramo discurre por una extensión muy plana llamada Pampa del Tongoril y luego comienza a internarse por cañadones donde se encuentran escondidos cascos de estancias, a reparo del viento que aquí es amo y señor.
Pampa del Tongoril a fullUna de las estancias que atravesamos
Cruzamos varios de ellos pero a medida que avanzábamos la calidad de la ruta se iba degradando hasta convertirse en una sendero precario y muy poco transitado, atravesado por cauces temporarios que lo deterioran permanentemente.
RP93 casi desaparecidaRP93 algo degradada
Esta ruta es rara vez transitada por turistas, ya que si bien conduce a través de un camino largo, agreste e incierto hacia el Bosque Petrificado de Jaramillo, al existir un acceso más directo y civilizado y directo por la RP49b, los turistas optan por este último.
Por lo tanto, su uso se restringe principalmente para llegar a las estancias y fue temporalmente transitada durante la construcción de la línea eléctrica de 500 kV cercana, evidencia de ello son los caminos secundarios que aún subsisten para acceder a cada torre, semejantes a cicatrices que se resisten a desaparecer.
¿Quienes se le animan? Nosotros!
La LEAT de 500 kV tendida en la luna…
Casi llegando a la RP49, un gran cauce de un rio seco había destrozado lo que quedaba de la RP93 y tuvimos que ingeniarnos un poco para atravesarlo, pero sin esfuerzos extraordinarios. Los paisajes empiezan a convertirse en alucinantes.
Una laguna fruto de las últimas nieves y lluviasUn alto en el caminoLas típicas mesetas de la zona del valle del Deseado, los picos truncadosMontaña multicolores
Ya en la RP49b, acceso natural al Bosque Petrificado de Jaramillo, nos encontramos con una perfecta ruta ripiada hasta el lugar donde están los guardaparques, en el acceso a la extensa Laguna del Bajo Grande, cementerio de los enormes troncos convertidos en piedra.
RP49bRP49bMás RP49bLlegando al Parque NacionalLa portada del Parque es impresionanteVolcán Madre e Hija, dominador del escenario
Por supuesto, nos detuvimos a conversar con el guardaparque, que nos impartió la charla introductoria y después fuimos a recorrer a pie el sendero que te conduce a la contemplación de los grandes troncos pétreos.
Centro de Visitantes del ParqueIngenioso cartel con paisaje enmarcado
Adriana y yo conocemos el lugar desde 2006, pero siempre es agradable redescubrir estas cosas. Es ciertamente extraño pensar que hubo un bosque tropical en esta área, pero las evidencias son irrefutables.
Original marco para el Volcán Madre e HijaImpresionante tronco casi enteroNo quiero imaginar la motosierra. (de widia)….Troncos pétreos por doquierDos grandes: Claudio y el tronco de alrededor de 3 m de diámetroCasi se pueden ver los anillosHasta que no los tocás parecen de madera realRecorredores del sendero del parque
Hay que tener en cuenta que sólo se puede acceder a una pequeña porción del parque a través de este sendero pero que el área protegida total es muy extensa y de momento es intangible. Según el guardaparque hay lugares donde se pueden encontrar hasta hojas petrificadas…
Otra vez se presenta la paradoja de vedar el acceso a todos para cuidarlo para las generaciones futuras que tampoco nunca lo van a poder ver, según este particular criterio conservacionista.
Toda esta gran depresión, el bajo de la Laguna Grande, que de vez en cuando se inunda, está dominado por el curioso cerro Madre e Hija, que hace las veces de guardián omnipresente de la zona.
Volcán Madre e Hija, también llamado HorquetaTodo dichoBajo de la laguna Grande
Continuamos por la RP49b hacia el oeste con el objeto de salir a la RP12, pero a partir de aquí, si bien no es mala, no tiene el cuidado y mantenimiento del tramo entre la RN3 y el parque.
Realmente esperábamos algo mucho más áspero, ya que recordaba haber visto un cartel en la RP12 donde alertaba la peligrosidad del camino por curvas y fuertes pendientes además de la recomendación «SOLO 4×4». Nada que ver, cualquier vehículo alto lo puede transitar con precauciones normales.
Se trata de un típico camino secundario patagónico que primero asciende hasta salir del bajo, proporcionando una hermosa vista del parque hacia el este y luego transita entre pequeñas pampas y cañadones accediendo a distintas estancias, mientras manadas de guanacos se cruzan permanente y peligrosamente ante nosotros.
Llegamos a la RP12 completando el tramo b de la RP49; ahora subimos unos kilómetros hacia el norte con el objetivo de encarar el desconocido tramo c de la RP49 y de ese modo, unir la RP12 con la RP39.
Este tramo de 138 km no está en los mapas de la AVP aunque figura en el nomenclador vial con 74 km sin abrir. Por supuesto lo revisamos en las satelitales y la huella era visible en todo su recorrido y atravesaba a priori zonas muy interesantes con foco en la meseta El Pedrero; lo que no habíamos podido determinar era si las tranqueras tendrían candados y en que estado se encontraría la traza después del crudo invierno de 2024 con sus pesadas nevadas y posteriores deshielos. Pero, como buenos exploradores que somos, la íbamos a intentar de todos modos.
La inexistente RP49c entre RP12 y RP39
En el arranque, en la intersección de la RP12 y la 49c, casi fracasamos sin recorrer un solo metro: una tranquera con candado impedía el paso pero lo que había después era una ruta recién construida, bien enripiada y hasta con guardarraíles nuevitos: raro.
Tranquera y candado en el arranque de la RP49 c
A simple vista, a unos 1000 metros se veía la estancia La Huella. Claudio y yo pateamos hasta allí para ver qué onda: No había nadie, ni siquiera perros aunque no lucía abandonada del todo.
Casi rendidos, se nos ocurrió recorrer los alambrados sobre la RP12 y a unos cientos de metros al sur encontramos una huella que permitía esquivar la tranquera sin romper nada.
Tal vez no era la mejor decisión teniendo por delante 138 km pero las ganas pudieron más y pisamos el inicio de la RP49c obviando la tranquera.
Los primeros diez kilómetros, como ya les expresé eran los de un ruta moderna recién abierta y en excelentes condiciones como esperando la inauguración pero paulatinamente se fue degradando a una huella de un solo carril, casi sin tránsito. Lo bueno era que se sucedieron multitud de tranqueras sin candado, lo que nos volvió optimistas respecto al futuro.
Inicio de la RP49c, bien ripiada y con guardarraílesSeguía así por varios kilómetrosMas adelante empezaba a desdibujarse…adentrándose en interesantes geografías
Lenta pero firmemente nos íbamos adentrando en geografías cada vez más interesantes y cambiantes ya que el precario sendero se desarrollaba zigzagueante por cañadones, esquivando pequeñas montañas de formas llamativas.
El plan era avanzar hasta un rato antes de anochecer y acampar en algún lugar remoto en el medio de la nada porque a ese ritmo no íbamos poder llegar a Bajo Caracoles ó Lago Posadas. Se preveía una noche de campamento con algunos grados bajo cero pero veníamos preparados.
Sin embargo, sucedió lo inesperado: después de casi 60 km, casi la mitad del recorrido, una tranquera con candado y un nuevo y tenso alambrado nos cortó la ilusión. Teníamos marcada en el mapa la estancia Cerro Argentino a unos cinco kilómetros más adelante pero siendo las 17:30, no era viable hacer esa caminata con resultado incierto.
Punto final… 🙁
¡Cómo extrañamos no haber llevado una bicicleta para poder hacer el intento!
Con la cola entre las patas, tuvimos que abortar el intento justo donde la huella prometía lugares impactantes. Pusimos en marcha el plan B, que era retomar la RP12 hasta Pico Truncado y de allí la RP43 hasta Perito Moreno.
Esto, si bien era más aburrido y cansador, no alteraba los planes del día siguiente, que eran llegarnos hasta Lago Posadas vía Paso Roballos.
Por otro lado, nos brindaba la oportunidad de deleitarnos con los paisajes asombrosos que revela la RP12 en esa región, cerca del desolado Puesto Policial Las Sierras. Al observar las geoformas multicolores, resulta sencillo visualizar castillos y palacios como los de los cuentos infantiles.
Estaba bastante despareja la RP12 al atravesar el valle del río Deseado pero llegamos sin problemas hasta Pico Truncado, desde donde hicimos las reservas de alojamiento en Perito Moreno, donde llegamos cerca de las 22:30.
En Perito Moreno estaban también Adriana y Ernesto, que habían sufrido una fuerte nevada (¿?) sobre la RN3 después de Garayalde y tuvieron que chapalear barro en la RP37 para llegar a Pampa del Castillo.
Ernesto chapaleando barro en RP37 de Chubut
Cena rápida en el mismo hotel y a dormir para encarar el día siguiente, que sin bien era un tranquilo enlace, empezaba la preocupación por acertar donde habría poca nubosidad en los cielos para observar el eclipse.
Una excelente excusa para recorrer rincones ignotos de Santa Cruz y Chubut
FLORENCIO VARELA – MACACHIN – PERU – SAN ANTONIO OESTE – COMODORO RIVADAVIA – FITZ ROY – RP 93 – BOSQUE PETRIFICADO JARAMILLO – RP49B -RP49C -PICO TRUNCADO – PERITO MORENO – RP105 – PASO ROBALLOS – RP41 – LAGO PUEYRREDON – RP39 – LAGO POSADAS – BAJO CARACOLES – ESTANCIA LA VIZCAÍNA -RIO MAYO -SARMIENTO – RP24 – LAGOS COLHUE HUAPI y MUSTERS -RP23 – BUEN PASTO – SIERRA NEVADA – RP24 – PASO DE INDIOS – LAS PLUMAS – PUERTO MADRYN – MACACHIN -FLORENCIO VARELA
La noticia del eclipse anular del 2 de octubre de 2004 en la Patagonia encendió completamente mi entusiasmo para organizar un viaje centrado en ese fenómeno; las experiencias anteriores en La Rioja y en Río Negro habían sido excepcionales y nos habían marcado a todos.
Al compartir la idea en nuestro grupo de viajeros, rápidamente se sumaron media docena de interesados.
Así, nos dedicamos a buscar un sitio inusual y exclusivo (en el medio de la nada, por supuesto) para su observación y a diseñar una ruta que nos permitiera explorar algunas de las numerosas huellas y senderos aún desconocidos de las impresionantes provincias de Santa Cruz y Chubut.
Fuimos de la partida Elsa Ons, Hugo y Laura, Daniel y Claudio, Ernesto y Adriana, Sergio y Adriana y Guillermo y Elcira. Pablo y Marisa iban a venir pero problemas de salud los obligaron a desertar.
Les dejo el trailer de la expedición con algunas fotos representativas mientras escribo con más detalle lo que vivimos, intenso por cierto
No llegamos a armar una caravana al principio con todos juntos porque era un popurrí de situaciones individuales, pero acordamos encontrarnos en Bajo Caracoles el miércoles 3, bien temprano.
En particular, los que salimos el sábado 28 desde Buenos Aires y La Plata, nos agrupamos en San Antonio Oeste para cenar en el infaltable restaurante OLAF.
Desde allí, con un clima extremadamente variable y frío que alternaba entre sol, nubes, lluvia, niebla, viento y algo de nieve a lo largo de la RN03, concluimos el domingo por la noche en Fitz Roy. El alojamiento y la cena en la nueva estación de servicio YPF fueron excelentes. ¡Las habitaciones incluso cuentan con losa radiante!!
Alojados en Fitz Roy
Lunes 1 de octubre: RP93-RP49B-BOSQUE PETRIFICADO JARAMILLO- RP49C
La aventura comenzó aquí, tomando la RP 93, siguiendo por la RP49B hasta el Bosque Petrificado de Jaramillo, continuando por la RP49B hasta la RP 12, el intento fallido de recorrer la RP49C hasta Bajo Caracoles y finalmente, un agotador regreso para pasar la noche en Perito Moreno. La idea era completar la RP49C acampando en algún remoto lugar de la meseta central pero no se pudo: una tranquera con candado nos lo impidió, cuando ya habíamos recorrido casi la mitad..
RP 93Paisajes lunaresBosque PetrificadoAlgún sitio de RP49C
Martes 2 de octubre: EL PASO ROBALLOS Y EL LAGO PUEYRREDON
Un día de paseo por hermosos paisajes cordilleranos para arrimar a la zona del eclipse.
Bajamos por la RN40 hasta la RP105 , donde en su trazado pudimos contemplar el increíble y enorme lago Ghío antes de asomarnos al siempre sorprendente Paso Rodolfo Roballos con sus paisajes bellísimos.
Jugamos un rato subiendo por la RP41 rumbo a Los Antiguos hasta que la nieve acumulada del invierno nos frenó y luego nos dirigimos al sur parte por la misma ruta y parte por una sinuoso sendero que nos dejó en el istmo que divide el lago Posadas del Pueyrredón. Si todo iba bien, veríamos el eclipse en la zona pero…
Guanacos a montonesAlturas de RP 41Paisajes del Paso RoballosSenderos fuera de RP 41Estancia Suyai
Miércoles 3 de octubre: PINTURAS RUPESTRES Y EL ECLIPSE
Los pronósticos meteorológicos con alta nubosidad para la zona nos obligaron a salir a la RN40 y tener la posibilidad de buscar cielos sin nubes.
Antes de hacerlo, visitamos una desconocidas pinturas rupestres que se encuentran a pocos kilómetros del poblado de Lago Posadas. Luego nos dirigimos a Bajo caracoles donde Guillermo y Elcira nos sorprendieron con un Starlink a bordo de su camper, que nos permitía monitorear el pronóstico en cualquier parte.
Pinturas rupestres
Los lugares óptimos de observación del eclipse con la máxima cobertura de la luna sobre el sol eran hacia el sur, en la zona Las Horquetas, pero la nubosidad no bajaba del 60%. Por el contrario, hacia el norte sacrificando algo de cubrimiento, el pronóstico daba soleado.
Finalmente, nos instalamos en la estancia de un viejo conocido de cuando andábamos cazando confluencias y alía nos dispusimos a almorzar y a esperar el eclipse, el cual fue un éxito total.
Mirando el eclipseMomento del eclipseEclipse con filtro
Terminamos yendo a dormir a Rio Mayo abortando parte del plan de recorrer otras rutas más al sur que no conocíamos (RP79 y RP77).
Jueves 4 de octubre: LA RP23, BUEN PASTO Y EL CRUCE DE LA SIERRA NEVADA
El as era conocer por fin la remota localidad de Buen Pasto y recorrer la RP23 entre el lago Musters y Nueva Lubecka. Cuando no faltaba mucho para culminar la tarea y llegar a la RN40, nos animamos por huellas que no están en los mapas a tratar de salir a Paso de Indios alcanzando la RP24, cosa que también logramos.
Fuimos a dormir a LAS PLUMAS donde en el Viejo Hotel tuvimos una anécdota inesperada…
RP23Buen PastoCruzando la Sierra Nevada
Viernes 5 y sábado 6 de octubre: DE LAS PLUMAS A CASA
En LAS PLUMAS, concluidos los objetivos del viaje, cada uno se volvió a casa por donde mejor le quedaba. Adriana y yo pasamos a visitar amigos en Puerto Madryn y después terminamos durmiendo en Macachín. A la tarde del sábado estábamos en casa, muy contentos del viaje realizado, de haber podido ver el eclipse y de haber gozada de unos espléndidos días con buenos amigos.
Nos despertamos virtualmente congelados. La noche había sido muy fría y los termómetros de las chatas descendieron hasta -5°C a las 8:00 am.
-5° C !!! Brrrrr…Campamento a la mañana, con parabrisas escarchadoLas chicas con frío, pero felices
Por suerte, mi espalda acusó poco recibo del porrazo de ayer y no sentí nada que un Actrón no pudiera solucionar. El día de manejo estaba asegurado.
El amanecer nos regaló imágenes indescriptibles, de colores cambiantes a medida que febo se iba asomando entre los cerros.
La bruma sobre las aguas insólitamente quietas debido a la falta de viento, creaba una atmósfera mágica que luego se fue diluyendo hasta convertirse en un día luminoso de sol mientras desayunábamos algo caliente para sacarnos el frío.
Amanecer en laguna HuaracoNo se puede creer tanta belleza y serenidadNo queríamos que terminase nunca el amanecer
Todos estábamos ansiosos por transitar la parte final y desconocida de la travesía, que podía resultar en un gigantesco fracaso por la cantidad de kilómetros que tendríamos que desandar si algún obstáculo nos impedía completar el recorrido.
La gran duda era un zigzag muy vertical hacia el final, donde un pequeño derrumbe nos podía dejar «fuori».
La caravana arrancó rodeando Huaraco por el este, ya que por el oeste el pedrero era virtualmente impasable. Pablo, que había hecho el relevamiento satelital, tomó el comando y nos lideró por la huella, en muchos tramos bastante borrosa.
Huella muy entretenida, que primero trepa hasta casi hasta los 2600 msnm y después, por los filos desciende acompañando el profundo cañón del arroyo Huaraco; alterna tramos de estepa con afloramientos de lava volcánica, con impactantes visuales de la cordillera del Viento. Cada tanto se descuelgan otras huellas que conducen vaya a saber dónde y que serán objeto de algún futuro viaje.
La huella, apenas visible, se volvió a marcar fugazmente con nuestro pasoLa huella es apenas un pedrero que alguien pisa de vez en cuandoPero vale la pena, los paisajes son deslumbrantesLa huella, por los filos, acompaña el profundo cañadón del arroyo HuaracoMas paisajes deslumbrantesVeníamos de atravesar esas primeras montañas sin nieve
El tramo final, donde el temido zigzag nos tenía preocupados, estaba en buenas condiciones pero las curvas son tan cerradas que requieren negociar varias maniobras para sortearlas.
Inicio de los cerradísimos zigzags en bajadaTodos próximos a la RP53
Con gran alegría divisamos la RP53 con la satisfacción de haber logrado cerrar un nuevo circuito cordillerano alrededor del volcán Domuyo, que por la situación climática, apenas vimos fugazmente.
Recorrido nuevo HUARACO-BARRANCASEl circuito que hicimos alrededor del DomuyoLa llegada de la huella a la RP53RP53 rumbo a BarrancasMas paisajes de la RP53 sentido a Barrancas
Un rápido tránsito hasta Barrancas donde reaprovisionamos combustible (hay que tomarse un tiempo porque el que atiende la estación tiene múltiples actividades y hay que esperarlo) y desde allí subimos por la RN40 hasta «La Pasarela», donde obligatoriamente tomamos unas fotos.
Parada obligada:La pasarela del río GrandeEl río Grande y el profundo tajo que supo tallar en la roca volcánica
Luego nos metimos en la Payunia por la RP183, atravesando el yacimiento petrolero «El Fortunoso».
Caños en el yacimientoLa famosa Omega para las dilatacionesOtra disposición de caños para prever las dilataciones
Luego tomamos las RP186 y RP180 bordeando la reserva natural de la Payunia y previa escala fugaz en Mina Ethel, seguimos hacia Agua Escondida y La Humada con destino final Santa Isabel, donde pasamos la noche y compartimos la última cena del viaje con el grupo.
PayuniaUno de los tantos volcanes de la PayuniaMás Payunia, esa deliciosa e inmensa soledadEdificios de la abandonada Mina EthelRumbo a Agua EscondidaEntrando a Agua EscondidaAgua Escondida
Al día siguiente, salimos muy temprano hacia Buenos Aires y antes de caer la tarde, ya estábamos en casa.
Un finde XXL muy bien disfrutando con los amigos de siempre, a los que les agradezco la excelente compañía.
El domingo de Pascuas nos encontró en las estribaciones de la cordillera del Viento, con el objetivo de llegar a nuestra esquiva laguna Huaraco, un vieja aspiración no cumplida.
Desayunamos con una Rosca de Pascuas que habíamos traído para la ocasión y después empezamos el día haciendo un breve desvío yendo a visitar Las Olletas, donde un enorme piquete de chivos casi no nos deja pasar.
Las Olletas son unos pequeños geiseres en el cauce del arroyo Covunco , el cual corre en una profunda garganta tallada en la roca.
Desde donde se dejan los vehículos hay que caminar unos dos kilómetros por una angostita huella de herradura que te lleva hasta el lugar donde se encuentran estos continuos afloramientos de agua hirviente.
Huella de herradura a Las OlletasHuella de herradura a Las OlletasAlla abajo el arroyo CovuncoLlegando a las Olletas
Un geiser con bastante presión y temperatura
Lindo para hervir el puchero….
Mientras disfrutábamos de estos fantásticos fenómenos naturales, nos alcanzó el rebaño de chivos y la caballada que habíamos sorteado más atrás.
El arreo cruzando el Covunco
Acá el espectáculo era más llamativo porque casi todos tenían que pasar por un angostito puente sobre el arroyo y el amontonamiento era monumental. Los increíbles perros que las guiaban trabajaban a destajo para que no se desordenaran.
La multitud se detuvo a esperar su turnoEl angosto puentecito peatonal regula el paso de los chivosAlgunos pierden la paciencia y saltanCruzado el arroyo siguen su marcha a la invernadaArrieros y perros mantienen el rebaño en ordenCaballos vadeando el CovuncoLas patas en el agua tibia del CovuncoCasi todos nosotros en las Olletas (menos yo…)
Volvimos a las chatas para emprender la aventura de la RP68, que todos teníamos muchas ganar de conocer.
El día estaba gris y con pinta de empezar a lloviznar pero esto no iba impedir encararla. La RP68 fue abierta recientemente y conecta el norte neuquino en forma directa con Chos Malal sin pasar por Andacollo, cruzando el corazón de la Cordillera del Viento, muy cerca del Domuyo.
>Últimos kilómetros sobre la RP39Todos los paisajes son genialesEl inicio de la RP68 en un denso pinarLa RP68 comienza a deslumbrarnosAhí adentro correo el arroyo AtreucoPampa FerrainaPampa FerrainaPaisajes inolvidables se sucedenY se largó a llover suavemente
Su trazado es impresionante, ya que todo el tiempo, excepto cuando se transita la Pampa Ferraina, parece que vas volando en un avión sobrevolando los profundos cañadones por prolijos caminos de cornisa, que por ahora, por cuestiones de seguridad, sólo es recomendado para vehículos 4×4. Cuando la llovizna creció en intensidad, entendimos el porqué de la recomendación, ya que el piso es básicamente de tierra y se vuelve resbaladizo.
La llovizna engalana las…… montañas con una nueva coloraciónSorpresas después de cada curva. Y hay muchas curvas…Curiosas formacionesLargas cuestas y caminos de cornisaHermoso trazado faldeando los cerrosTrazado enmarcado en un anfiteatro natural continuoAllá abajo el río Curi Leuvú en sus nacientesLa llovizna le dio un toque especial a la huella
No llegamos hasta el final de la RP68 en Tricao Malal, porque nuestro objetivo era otro y después de vadear el río Curi Leuvú, tomamos un desvío a la izquierda que nos hizo pasar por la sorprendente laguna Palao, a los pies del cerro homónimo.
Esta laguna se mostró con un inesperado e intenso color verde esmeralda que se llevó las mejores fotos del viaje. El cerro Palao, parcialmente cubierto por la nubosidad mostraba que había recibido alguna suave nevada durante el día y nos presagiaba una noche bastante extrema.
El color esmeralda de Palao no puede ser cierto…Pero lo es. Esta laguna de altura a 2174 msnm es sublimeBien podría haberse llamado…«Mate cocido con leche»El cerro Palao, de 3582 msnm no se dejó ver pero mostró que arriba estaba nevando
Seguimos hacia adelante, torciendo hacia el norte con rumbo a la laguna Huaraco, ahora por una huella cada vez menos transitada y despareja, atravesando un terreno decididamente de origen volcánico.
Después de vadear el arroyo Poñihue, la última trepada nos depositó en la remota y desolada laguna Huaraco, donde teníamos previsto acampar.
El frío, la llovizna y el viento reinante no la hacían el mejor lugar pero a esta altura del día no teníamos opción. Encontrar un lugar con algo de reparo y despejado de piedras dio bastante trabajo pero al final nos conseguimos apiñar cerca de una pared rocosa donde pese al frío conseguimos calentar un explosivo guiso de lentejas que había traído Pablo que degustamos con voracidad.
Dificil encontrar lugar plano y al reparo
Mientras tanto, la anécdota fue que mientras yo bajaba cosas de la caja de la chata, le erré a un escalón de piedra que había acomodado para subir y caí de espaldas al piso. Muy milagrosamente no me hice nada: podría haberme lastimado seriamente si alguna piedrita se interponía entre mi espalda y el suelo pero por suerte no pasó de un gran susto.
Un atardecer increíble despidió un intenso día mientras la bajada de temperatura se hacía sentir.
Mañana intentaríamos salir por una huella desconocida hacia Barrancas, cerrando el circuito.
Atardecer en HuaracoAnochecer en HuaracoRecorrido del día
La noche de campamento no fue tan brava como los guardafaunas nos habían anunciado o nosotros estamos bastante curtidos con el clima cordillerano.
Comentábamos durante el desayuno que sería bueno que también hubieran subestimado el estado del camino del Cajón de los Nevados, ya que nuestro destino previsto implicaba no demorarnos mucho para poder acampar en la recóndita laguna Navarrete, más allá de Manzano Amargo.
Antes que nosotros había salido hacia allá una camper 4×4 que había acampado cerca nuestro y la vimos pasar de regreso. Mala señal, aunque era un vehículo no muy aguerrido para un camino que tuviera medianas complicaciones.
En mi caso es la cuarta vez que lo recorro y la verdad que siempre fue un paseo de baja dificultad así que lo encaramos con optimismo.
No duró mucho. Un extenso mallín sobre el que cruza la ruta, normalmente seco, era un barrial infernal y había sido el culpable el regreso del camper que cité.
El primer obstáculo de importancia
Lo estudiamos un poco y decidimos encararlo dejando las chatas con malacate (Pablo y Hugo) para el final por si Matías y yo nos quedábamos en el lodazal. También había chances de sortearlo por arriba, pero había algunas inclinaciones laterales que de momento intentaríamos evitar.
La verdad que era la primera vez que iba a meter a Ranger en un lindo despelote pero tenía ganas de probarla en serio. Ayer había respondido muy bien a las trepadas, ahora le tocaba el barro.
Medí bien por donde y le metí «a lo Pampa» como si estuviera a bordo de la Vitara. Y se la bancó sin problemas. Los 210 HP para algo sirven…
A Matías no le fue tan bien puesto que yo ya había estropeado bastante el terreno y hubo que sacarlo para atrás con el malacate de Pablo. En el segundo intento, con pie más pesado, pasó también.
Matías encarando prolijamente el lodazalMatías pensando porqué se encajó…
Les tocó el turno a Pablo y Hugo y para mi sorpresa también se encajaron. Al final la Ranger estándar les pintó la cara a todos jajaja.
No era un buen comienzo y era un indicio que no iba a ser un paseo rápido como otras veces. Y así fue: multitud de obstáculos, ninguno extremo pero los suficiente para imponer un ritmo mucho más lento de lo deseado.
Infinidad de vadeos muy desparejos dañados por las lluvias recientes, muchas piedras para esquivar o correr, muchas grietas y cortadas, algún que otro sector con barro convirtieron nuestra duración prevista de tres horas en más de seis hasta llegar la laguna Varvarco Tapia. Apenas habíamos hecho escasos 40 km donde muy rara vez anduvimos a más 20 km/h
Nada de que quejarse, este camino se puede recorrer mil veces y a cualquier ritmo siempre será una delicia para un aventurero.
En el fondo de ese cañadón, corre el arroyo Los nevadosEl mismo cañadón anteriorPaisajes del Cajón de los NevadosMas del Cajón de los Nevados
Se rozan los 3000 metros de altura hasta una divisoria de aguas, se disfruta de hermosas montañas como el cerro Crestón y de ignotas lagunas de altura sin nombre y se recorren dos arroyos de punta a punta: Los Nevados hasta su nacimiento y el Crianza desde su nacimiento hasta su desagüe en la Varvarco Tapia.
Asoma el cerro CrestónNos acercamos y su belleza nos subyugaImponente el Crestón con sus 3260 msnmUna sorprendente laguna de altura a los pies del CrestónEsta es LA foto del cajón del CrianzaBajando hacia Varvarco TapiaAlgunas piedritas sobre el camino tuvimos que esquivarLlegando a la laguna Varvarco Tapia
Al llegar a Los Cerrillos, concluimos que el propósito de la laguna Navarrete era inviable al fin del día. El tiempo, siempre tirano en las travesías, nos obligaba a cambiar de planes ya que si no llegábamos hasta allí hoy, se comprometía el resto de la expedición, cuyo objetivo primario era entrar por el sur a la laguna Huaraco y luego salir por el norte a la RP53.
El Domuyo desde Los Cerrillos
Decidimos cambiar Navarrete por baños termales y entonces continuamos por la RP39 hacia el sur, bordeando el río Varvarco por donde antiguamente estaba el temible Vado de Las Arvejas, hoy reemplazado por un seguro puente tipo Bayley.
Este camino, que antes era un insufrible pedrero, ahora es una huella decente que se puede recorrer con cualquier auto.
RP39 rumbo a Varvarco por el ex-vado de las ArvejasRP39 bordeando el cañadón donde corre el río Varvarco
Atardeciendo era hora de buscar un lugar de acampe, lo cual no fue muy sencillo.
Primero probamos con Rincón de las Papas pero si bien es un lugar interesante por su pequeña pileta termal, no ofrecía ningún reparo para el viento, que estaba bastante fuerte.
Ahora que lo pienso esto es una Ensalada Rusa: el Rincón de las Papas y el Vado de las Arvejas, faltan las zanahorias y la mayonesa…
Parking en Rincón de las PapasBuscando las piletas termalesLas lujosos piletones de Rincón de las PapasNadie se animó a meterse
Una curiosidad al medir la profundidad
Seguimos hacia Aguas Calientes pero allí no permiten acampar y tampoco había disponibilidad en las cabañas, todas ocupadas.
Nos sugirieron ir a un puesto arbolado que habíamos visto por la ruta donde su morador consiente acampar pero no había nadie y si bien el lugar estaba bueno no nos pareció respetuoso acampar sin permiso.
Finalmente, al costado del arroyo Manchana Covunco encontramos un espacio, donde algo apiñados, podíamos acampar todos y ahí terminamos el día.
La buena noticia fue que el arroyo era de agua tibia y pese al frío reinante, casi todos (siempre hay algún mugriento, jajaja) nos dimos un hermoso baño de inmersión a oscuras, bajo las estrellas. Un lujazo.
La cena fue excelente pero un poco accidentada porque se nos volcó dos veces el agua de la olla donde hervíamos los fideos y una manguera de gas empezó a perder y tuvimos principio de incendio. No obstante nos chupamos los dedos con unos fideos con pesto casero exquisitos.
Arroyo Manchana Covunco y su agua tibiaArroyo Manchana Covuncocon sus tibias aguasCampamento en un atardecer inolvidableOtra del campamento y el atardecer cordillerano
Les dejo el mapita con el recorrido del día, donde apenas hicimos unos 100 km y tardamos alrededor de 9 horas (incluyendo paradas gastronómicas y fotográficas)
Florencio Varela – Mirador de las Cuatro Provincias -Octavio Pico – Cuatrifinio – Rincón de los Sauces – Barrancas – Portal del Barrancas – Pampa del Rayo – Laguna Fea
Como mencioné en la introducción, esta vez no solamente me acompañó mi inseparable esposa Adriana, sino que después de mucho tiempo también se sumó mi hija Daniela, ahora devenida en una fanática del trekking y de las montañas. Imaginen mi satisfacción al ver que mi legado aventurero continua, ya que mi hijo Pablo, también ya me acompañó varias veces.
Salimos temprano el Jueves Santo desde Florencio Varela con destino inicial Colonia Catriel, pensando que el tráfico del finde XXL no nos iba a dejar ir más allá; sin embargo, las rutas estaban despejadas y finalmente seteamos como destino del día Rincón de los Sauces, lo que nos abría la posibilidad de adentrarnos bien en la cordillera el día siguiente.
Tan bien nos fue con el tiempo, que pese a los pesados desvíos por reparaciones en la Ruta del Desierto y al pésimo estado del tramo entre Colonia 25 de Mayo y Rincón de los Sauces, tuvimos espacio para visitar el Mirador de las Cuatro Provincias (Mendoza, Neuquén, La Pampa y Rio Negro) e intentar llegar al Cuatrifinio limítrofe, cerca de la localidad de Octavio Pico. Le arrimamos a unos 700 metros y no lo conseguimos exactamente porque al andar solos temimos que una encajada en la arenosas riberas del Rio Colorado nos dejase varados sin solución inmediata.
Mirador del río ColoradoEl río Colorado y el cuatrifinio en algún lugar 30 km hacia el horizonteAcceso a Octavio PicoCuatrifinio sobre el río ColoradoLas chicas a unos 700 m del cuatrifinio en medio del río
Dormimos en el Hotel Las Moras de Rincón de los Sauces, donde nos encontramos con Hugo y Laura, que nos venían pisando los talones.
Al día siguiente, Viernes Santo partimos rumbo a Barrancas donde nos iban a estar esperando los Anastasio que por salir desde Bahía Blanca, se habían podido arrimar un poco más a la cordillera.
El tramo Rincón – El Portón -Buta Ranquil, si bien es de ripio estaba infinitamente mejor que el tramo anterior y en unas tres horas nos encontramos con Pablo y Matías, que estaban acompañados de Ricardo y Facundo.
Llenamos los tanques en Barrancas y nos largamos por la exquisita RP53, la que pese a haberla recorrido muchas veces, nunca deja de sorprenderte con su acojonante belleza.
Valle del arroyo Huaraco a la altura de RP53Bajando al HuaracoPaisajes de la RP53Laguna Cari Lauquen, ensanche del BarrancasDesagote de la lagunaZona de inundación de Cari LauquenValle de algún afluente de Cari Lauquen
Nos pusimos como objetivo llegar a las nacientes del rio Barrancas, a la remota laguna Fea, la cual siempre tuve en mente porque hace muchos años, allá por 2004, un grupo de locos lograron llegar con vehículos a motor (motos y chatas) por primera vez en una épica travesía, cuyo relato pueden leer AQUÍ . Va mi homenaje a todos ellos y en particular a algunos queridos amigos como el viejo motoquero Néstor Queralt, el Mug (Eduardo Bollini) y Javier Plá, los que con valentía y coraje nos abrieron una huella al paraíso que aún hoy es difícil de transitar pese a que miles de émulos la han recorrido después aprovechando el logro inicial. Hoy me toca a mi sortear esa materia pendiente de cualquier aventurero que se precie.
Llegados al Portal del Barrancas, dejamos la RP53 y vadeamos en dos oportunidades el río Barrancas. Intentamos evitarlos pero la antigua huella que obviaba estos obstáculos fue clausurada por los puesteros porque se estropeaban unos mallines próximos. Por suerte el caudal era accesible y lo cruzamos sin problemas.
Ranger vadeando el BarrancasApuntando al vadeo del BarrancasPablo vadeando el BarrancasPablo culminando de vadear el Barrancas
Luego de los vadeos, subimos una empinada cuesta que en su origen se denominó «Zogaca Drive» porque cuando no había huella, Mug casi deja su Isuzu Trooper en el fondo del barranco. Sigue siendo difícil pero se puede pasar con cuidado. Esa subida te deposita en la Pampa del Rayo, una impensada planicie cordillerana con un enorme y profundo tajo central por cuyo fondo nace y corre un arroyo que seguramente desagota en forma subterránea la laguna Fea.
El tajo de la Pampa del rayoEn su fondo, un incipiente arroyo que tal vez drena la laguna FeaImpresionante su profundidadPampa en Pampa del Rayo
Bien al oeste asoma otra subida imponente que encaramos con optimismo (es bastante complicada porque es empinada pero muy despareja, con lo cual ninguna las cuatro ruedas apoyan en el suelo) y el premio por vencerla es tener la primera postal de la laguna Fea, que indudablemente no le hace honor al nombre.
La cuesta de subida o bajada de La FeaLlegamos a la Fea!
El esfuerzo de la subida es premiado por la aparición de la muy mal llamada laguna Fea. No se puede explicar a quién se le ocurrió algo tan fuera de la realidad, excepto que lo haya hecho irónicamente. Una verdadera injusticia.
Ya decididamente rumbo a la Fea
Esta vez la antesala de la primera pequeña laguna está casi seca y permite dejarnos pasar hasta el cuerpo principal y llegar muy cerca de su orilla y disfrutar de su indescriptible belleza. Primera misión cumplida!
Y llegamos hasta sus orillas!Y con Pablo, otra vez cumplimos juntos otra meta!Mojarse los pies en la Fea fue un deberLas dos lagunas contiguas se comunican por infiltración. El talud que las separa es muy altoAguas con sinfonía de colores turquesaEl viento nos recordaba que estábamos en plena cordilleraMi hija en la Fea
Una extraña cruz con un Cristo construida con cadenas de tracción de una moto o de un cuatriciclo. No hay referencias de porqué está allí, al costado de la laguna.
Después de cansarnos de extasiarnos con las montañas que la circundan y el cambiante color turquesa de sus aguas, llegó el momento de volver para hacer nuestro primer campamento, ya que aquí arriba había mucho viento y no era buena idea hacerlo aquí.
Finalmente el mejor lugar que encontramos fue a orillas del Barrancas, después de los vadeos, donde quedábamos en buena posición para el día siguiente.
Lugar de campamento junto al Barrancas
Mientras armábamos las carpas se acercaron los guardaparques del Portal de Barrancas y nos alertaron que iba a hacer mucho frío allí y que el Cajón de los Nevados que encararíamos mañana estaba complicado por las intensas lluvias de semanas atrás. Nada de eso nos iba a amilanar.
Hugo nos regaló una de sus clásicas comidas gourmet: salchichas alemanas con puré. Una delicia antes de acostarnos bien abrigados.
Les dejo un mapita con el recorrido del viernes para que se ubiquen.
Había que poner a prueba en serio a Pampa 03 y el finde XXL de la Semana Santa de 2024 nos hizo el espacio para armar una interesante travesía por el Norte Neuquino, que es una fuente inagotable de nuevos destinos. Ya perdí la cuenta de las veces que fui y si bien repito algunos lugares, siempre hay alguno que no visité. Y los sigue habiendo.
Cuatro chatas y nueve amigos fue el cóctel para pasar unos días inolvidables de campamento en la montaña con el agregado que después de muchos años volvió a acompañarnos mi hija Daniela, convertida últimamente en una adoradora del trekking y de las montañas. Por fin afloraron los genes del Pampa!
En resumen, un día de enlace para arrimarnos a la zona visitando el verdadero cuatrifinio de Rio Negro, Neuquén Mendoza y La Pampa (no el mirador que está como a 30 kilómetros en Colonia 25 de Mayo)
Otro para recorrer la RP53 hasta el Portal del Barrancas donde la dejamos para llegarnos offroad a la laguna Fea (¿?) y después acampar a orillas del río Barrancas, otro día más para cruzar la Cordillera del Viento por el Cajón de los Nevados (en muy mal estado) y bajar costeando el río Varvarco por donde antes estaba el famoso Vado de las Arvejas (ahora un puente) y volver a acampar a las orillas del calentito arroyo Manchana Covunco.
El día que sigue estuvimos en los geiseres de El Tacho, nos regocijamos con la espectacular RP68, accedimos a la increíble laguna Palao y su intenso color verde, para finalmente acampar, otra vez, ahora en la remota laguna Huaraco.
Desde aquí al otro día por una difícil huella apenas marcada logramos salir nuevamente a la RP53 a la altura del arroyo Huaraco con rumbo a Barrancas, cerrando el círculo, desde donde atravesando La Payunia, terminamos alojándonos en Santa Isabel (La Pampa). Sólo nos quedaba el trámite de los 900 km para completar el regreso a casa.
Seis días, con 3096 km muy bien disfrutados, que les voy a contar en las próximas entregas. Por ahora va un breve álbum con las fotos más representativas.
Después de la aventura de conocer Mina Gonzalito y de haber cenado algún mejillón con plomo, seguimos nuestro derrotero de regreso a casa, el cual de aquí en más sería estrictamente ferroviario.
En una primera tanda, intentaríamos visitar las intermedias entre San Antonio Oeste y Viedma. es decir las cuatro estaciones «militares» y la de nombre extraño : General Lorenzo Vintter, Nueva León, Vicealmirante Eduardo O’Connor, General Liborio Bernal y General Nicolas Palacios.
En rigor, la primera de todas, GENERAL LORENZO VINTTER, no la visité en este viaje sino que lo hice unos años atrás, en un viaje en solitario con Pampa 01 viniendo de Puerto Madryn, pero como no la publiqué, me pareció oportuno integrarla aquí.
Abriendo una tranquera desde la RN03 me arrimé las vías y después las seguí por una huella inexistente entre el alambrado y el terraplén para encontrar la abandonada estación.
Pampa 01 luchando con la vegetación
VINTTER tiene la particularidad que fue una estación de transferencia con el ramal de las remolachas, que en formato trocha angosta, se había construido para sacar la producción de azúcar del ingenio San Lorenzo, del cual me ocupé en una entrada anterior.
Por este motivo era una estación importante con una gran playa de maniobras bitrocha y donde vivía mucha gente que trabajaba en las tareas de mantenimiento y descarga. Mientras el ingenio estuvo vivo debió haber muchísima actividad, ya que en uno de sus edificios hasta había una importante Usina.
La estaciónEl cartel, que con cariño se puede leerUsina y gran tanque de aguaLo quedó de un galponVagones abandonadosMas vagones abandonadosUsinaInterior de la Usina
Saque muchas fotos de detalle que las pueden ver en el carrusel que sigue:
Usina
Un asomo tras los vidrios rotos
Interior de la usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
Interior de la Usina
La estación y un edificio auxiliar
Edificio auxiliar con pararrayos
Gigantesco tanque de agua
La estación
Interior de la estación
Vagones abandonados
Solitarios vagones
Bienvenidos al tren
Vagones abandonados
Así me despidió Lorenzo Vintter
Hecho el paréntesis del pasado, en este viaje primero intentamos entrar desde la RN03 por una tranquera a Nueva León, pero un candado nos lo impidió. Una pena porque estábamos a sólo cuatro kilómetros.
Unos quince kilómetros más adelante por la RN03 tomamos por la ruta ripiada que lleva a Caleta de los Loros y Bahía Creek y de ese modo nos arrimamos a las vías, desde donde había dos tranqueras de alambre que al menos en principio, permitían apuntarle a Nueva León o a Vicealmirante O’Connor, a 16 y 24 kilómetros respectivamente.
Pese a que por lo curioso del nombre teníamos ganas de ir a ver Nueva León, la resignamos porque nos iba a introducir mucha demora. Ya habrá otra oportunidad…
Por ahora les adelanto que el curioso nombre de esta localidad remite a la fracasada Gobernación de Nuevo León, que fuera el nombre que, en recuerdo del reino de León, se le dio a la Patagonia en el año 1536 por parte del conquistador Simón de Alcazaba y Sotomayor. No tengo idea porque quedó mezclada con las estaciones «militares» del ramal.
Tampoco sabíamos si llegaríamos a Eduardo O’Connor pero decidimos ir en la dirección de regreso a casa. Dio bastante trabajo porque abrimos varias precarias tranqueras sobre una nueva claramente en desuso que además tenía muchos lugares con barro de alguna reciente lluvia y en varios puntos la vegetación se cerraba acariciando agresivamente a Pampa 03.
Los caminos de la vía…
Pero le pusimos garra y VICEALMIRANTE O’CONNOR apareció sorprendiéndonos por la magnitud de las edificaciones, la mayoría de ellas, construidas con durmientes como si fueran gigantescos ladrillos.
Indudablemente fue un gran centro de alojamiento de las cuadrillas de obras y vías, ya que la mayoría parecen ser viviendas. Además tiene varías vías de desvío como para estacionar varios trenes a la vez.
El barrio de viviendas de O’ConnorUn gran edificio apartado de la estación
También había construcciones de mampostería y muy curiosamente, la más modesta era la estación propiamente tal, que es de madera y conserva su cartel identificatorio.
Única construcción de mampostería, muy bonitaLa casa de mampostería y el enorme tanque de aguaLa humilde estación O’CONNOREstación O’CONNORLa precaria estación y su cartelEdificios de durmientes y una gran cisternaDetalles de las paredes de durmientesOtra de las casas construidas con durmientesOtra de las casas de durmientesUna zorra de vía que ahí quedóAljibe
Alguien vive aquí pero cuando pasamos no había nadie, así que no pudimos consultar sobre como salir de allí sin desandar camino, por lo que nos arriesgamos a seguir hacia la próxima, LIBORIO BERNAL.
La huella fue tan mala como la que habíamos hecho pero seguíamos abriendo precarias tranqueras con muy poco uso con la esperanza de no encontrar candados.
Y así logramos llegar a esta estación, mejor dicho, a lo poco que queda de ella.
Tiene una rara disposición ya que hay un pequeño edificio en ruinas muy alejado de las vías, que posiblemente haya sido vivienda, mientras que la estación, como ocurre en otras de este ramal, podría ser un vagón de madera, al que le quitaron los trenes rodantes para dejarlo fijo al suelo. El vagón está literalmente destruido; lo único en pie es un canjeador de fundición, que está casi inalterado.
Ruinas de un pequeño edificio, tal vez una viviendaLas mismas ruinas más un aljibePosiblemente este vagón reformado, ahora destruido haya sido la estaciónEl tiempo y el clima lo vencieronDifícil resistir en estas difíciles condicionesPalancas de señales y allá lejos el canjeadorLo único que se mantiene gallardamente en pieCon un poquito de mantenimiento, creo que funcionaría
A este punto no íbamos a recular y correríamos el riesgo de desandar muchos kilómetros más siguiendo hacia NICOLAS PALACIOS; la misma tónica, es decir huella sin pisar y apertura de tranqueras de alambre. La particularidad de esta estación es que queda muy cerca de una ruta por lo que la chance de una tranquera con candado nos tenía bastante preocupados, más que nada por la eventual demora.
Llegamos a la estación, donde además de un edificio que debió ser una importante escuela, encontramos solo ruinas, un vagón abandonado y repitiendo el esquema de la anterior, el edificio de la estación de nuevo es un vagón de madera acondicionado sin ruedas. En este caso está bastante entero disputando la sobrevivencia con el canjedor de fundición, similar al de Liborio Bernal.
Aquí no vive absolutamente nadie y es uno de esos lugares donde se disfruta intensamente de la profunda soledad patagónica que venía acompañándonos en estos páramos tan remotos.
Lo primero que se ve es el edificio de la escuelaLa platea debió ser vivienda y depósitos, muy alejada de las víasDesolaciónOtro edificio en ruinas alejado de las víasUn vagón que quedó como mudo testigo de otras épocasAljibeRumbo al infinitoLa modesta estaciónEstación Nicolás PalaciosUn pasajero en PalaciosUna pasajera en PalaciosUn mástil y otra construcción demolidaPosiblemente hayan sido los postes del nomencladorIncreíble poste de fundición inglésOtro canjeador «casi» operable
Ahora venía la hora de la verdad, que era salir al la ruta provincial. Y la suerte estuvo de nuestro lado ya que la tranquera estaba abierta!
Habíamos logrado costear las vías por más de 60 kilómetros sin quedar atrapados y casi logramos todos los objetivos sin contratiempos.
Salimos a la RN03 para retomar el regreso, siendo nuestro próximo y último desvío algunas estaciones más al norte de Carmen de Patagones, previo paso a comer unos sándwiches a la vera del río Negro.
Costanera de Carmen de PatagonesCostanera de Carmen de Patagones