02 de octubre de 2024

<< VENIMOS DE PASO ROBALLOS

Salimos bien temprano de Estancia Suyai, sin saber muy bien todavía dónde sería el lugar adecuado para ver el eclipse.

El plan original que era ir a verlo en algún sitio de la línea de máximo oscurecimiento que corría aproximadamente entre Las Horquetas y San Julián, idealmente cerca de la estancia La María donde existen pinturas rupestres muy importantes; esta posibilidad se nos había diluido completamente ya que todos los pronósticos indicaban nubosidades entre el 60 y el 80% en esa zona y con estos números era un pecado haber hecho tantos kilómetros para no ver el eclipse.

Felizmente, los mismos pronósticos mostraban que más al norte, sacrificando un poco el porcentaje de oscurecimiento, la nubosidad bajaba hasta ser casi cero en Perito Moreno, límite para poder ver el anillo aunque sea un poco descentrado.

Nos encontramos de nuevo con el grupo en Lago Posadas y decidimos corrernos hasta Bajo Caracoles y allí decidir adonde dirigirnos. Ernesto había conseguido reparar a nuevo el tensor de la suspensión trasera y estaba otra vez en carrera.

Antes de salir nos anoticiamos que muy cerca del pueblo existían unas pinturas rupestres que podrían suplantar las que no veríamos en La María.

Recorrimos una precaria huella sin señalizar que arranca enseguida a la salida del pueblo hasta encontrar un imponente paredón donde dejamos las chatas y caminamos poco más de un kilómetro hasta ubicar la zona que nos habían informado. Costó encontrarlas pero al final lo logramos y valió la pena.

No son tantas como en la Cueva de las Manos pero hay una variedad interesante de formas y dibujos. desde el lugar se tiene una vista imponente del pueblo y del lago Posadas. La galería que sigue permite apreciar la afirmación anterior.

Cumplida esta misión nos dirigimos a Bajo Caracoles, donde Guillermo y Elcira nos esperaban con su motorhome. Antes de mediodía nos encontramos con ellos con lo cual el nutrido grupo de eclipsados se completó.

La novedad fue que contaban con una antena de Starlink, con lo cual teníamos acceso a Internet y podíamos tener datos online de la nubosidad.

Se confirmó que ir hacia el sur no era conveniente pero moviéndose un poco al norte había grandes probabilidades de éxito. La opción de la estancia La Vizcaína, que habíamos investigado ayer, se abrió como la mejor oportunidad ya que nos ponía en un sitio donde era posible ver el anillo con suficiente claridad.

Banda de visualización del eclipse: la línea central era el mejor lugar; finalmente lo vimos en el centro de la banda superior, cerca de la RN40

La caravana partió rauda hacia allí con el objeto de esperar el eclipse y de paso disfrutar de alguna de las comidas gourmet que Hugo había traído, tal como es su costumbre habitual.

Nos encontramos con Pedro, el dueño de la estancia, que estaba trabajando y salía para recorrer el campo y nos permitió establecernos al costado el casco al reparo del viento incesante.

Primero disfrutamos de un exquisito almuerzo con fideos y salsa boloñesa y después nos dispusimos a esperar el inicio del eclipse con máscaras de soldar, anteojos, trípodes y demás adminículos que cada uno había dispuesto al efecto.

A eso de las 16:30, a través de los filtros empezamos a ver como la luna empezaba a tapar al sol desde abajo hacia arriba. Lentamente lo fue cubriendo y a las 17:40 se pudo ver el espectacular delgado anillo concéntrico que buscábamos.

Si bien no se oscureció el día totalmente como si nos ocurrió en casos anteriores (La Rioja 2018 y Rio Negro 2021), se notó claramente la rara luminosidad que caracteriza a los eclipses, que genera esas extrañas sensaciones en quienes tuvimos la suerte de presenciarlos. La misión se había cumplido exitosamente!

El ciclo se completó unos 50 minutos después cuando la luna descubrió nuevamente el sol y todo volvió a la normalidad. Las siguiente secuencia de fotos muestra cómo fue evolucionando:

Lo novedoso fue que al tener Starlink, transmitimos en vivo el eclipse a todos nuestros amigos gracias al servicio generosamente prestado por Guillermo y Elcira 🙂

Levantamos campamento pero no pudimos despedirnos de Pedro y agradecerle su generosidad, pero le dejamos unas botellitas que seguro va a disfrutar…

En 2048 habrá otro eclipse del mismo tipo en esta misma zona, así que si llegamos vivos habrá otra oportunidad :). Por nuestra parte Adriana y yo tendremos apenas 89…

Nos quedaban unos días más en un itinerario que se había modificado debido a la nubosidad: el regreso por la costa había sido descartado, así que decidimos volver atrás y aprovechar para visitar el remoto pueblo de Buen Pasto y explorar la enigmática ruta P23 de Chubut, además de alguna otra sorpresa. Siempre guardo un as en la manga…

Terminamos yendo a dormir a la localidad de Rio Mayo, después de reservar hotel desde el medio de la nada gracias a Starlink.

Mañana sería el turno de conocer el postergado Buen Pasto