18 de febrero de 2024
En el trabajo, estoy cerca de comenzar un proyecto por la zona de Chivilcoy. Además de las cuestiones contractuales, técnicas y económicas que me tocaron leer, un extenso estudio de impacto ambiental me puso en conocimiento de la historia de la fundación de la ciudad y de una curiosa pala que marcó el centro de la ciudad.
Aprovechando un soleado y caluroso domingo de febrero, nos fuimos a dar una vuelta por la zona con mi esposa y mi vieja, con la perfecta excusa de encontrar esos símbolos de la historia y por supuesto visitar algunas estaciones ferroviarias circundantes dentro del partido.
Entramos desde la RN205 en Roque Pérez y nos desviamos del asfalto pasando por delante del insólito Cine Club Colon del Paraje La Paz Chica, antes de retomar la RP30 con rumbo al primer poblado que preveíamos visitar, MOQUEHUÁ.
La entrada al pueblo nos había llamado la atención por la presencia de lo que a la distancia parecía una vieja locomotora de vapor. Recién cuando salimos, nos acercamos y con sorpresa descubrimos que se trataba de una réplica artesanal «sui generis» construida con todo tipo de elementos en desuso y de chatarra, pero muy bien lograda. Lindo homenaje al ferrocarril!
Domingo muy temprano el pueblo era un desierto, sin humanos por la calle.
Bicicletas estacionadas en los cordones, por supuesto sin cadenas ni candados esperando que sus dueños se levanten y salgan a disfrutarlas. Para nosotros, los del conurbano, una rareza total.
Todo está muy prolijo y la estación ferroviaria estilo francés del CGBA no era la excepción. Está muy bien mantenida convertida en una dependencia comunitaria y entre otras actividades, tiene una radio FM 90.9 en el edificio principal y una Agrupación Gaucha «La Pastora» ocupa el galpón de cargas.
Es hermoso ver el andén con baldosas como si fuera una coqueta vereda de una casa. !Que bien hechas fueron las estaciones francesas del CGBA!
Una vuelta por el pueblo, que comenzaba a desperezarse, nos mostró una vieja cancha de pelota a paleta y unas hermosas ochavas de colección.
Próximo paso era visitar LA RICA, un muy pequeño pueblo con calles de tierra pero con dos estaciones, ambas fuera de servicio desde hace mucho tiempo.
La que estaba en el centro del pueblo era la de trocha angosta que pertenecía al extinto Ferrocarril Midland. Parte de los edificios fueron demolidos y sólo sobreviven un galpón, un tanque de agua y el andén. No hay nomencladores, que es algo que siempre nos gusta encontrar.
El predio lo utiliza la municipalidad para estacionar maquinas viales y camiones y acopiar materiales; en la arboleda que acompaña al andén hay una especie de parque con mesas y asientos como para hacer un picnic o matear.
Luego fuimos en búsqueda de la otra estación, la de trocha ancha, perteneciente al Ferrocarril del Oeste Ramal Gorostiaga-Anderson. La misma se encuentra dentro de una propiedad privada ,»La Milagrosa», rodeada de una densa arboleda.
Desde lejos se puede apreciar que el edificio de la estación así como el galpón de cargas están en muy buenas condiciones pero no se aprecian los nomencladores.
Retomamos la RP30 y ahora nos llegamos al objetivo principal del paseo: la ciudad de CHIVILCOY, con sus estaciones y sus plazas.
Rastreamos la estación en uso, CHIVILCOY SUD, la cual tiene actualmente servicios corriendo día por medio entre Once y Pehuajó.
Está muy bien cuidada y muestra una arquitectura muy bonita. Su construcción data de 1909 que fue cuando se desplazó la traza ferroviaria que atravesaba la ciudad por el medio, cerca de la plaza principal actual. Con el crecimiento de la ciudad, casi que la tendrían que mover de nuevo.
Quiero destacar que todo se ve muy prolijo en esta ciudad y me llamó la atención un detalle interesante: casi siempre ocurre que uno no sabe cual es la velocidad máxima permitida cuando recorre una nueva localidad (tampoco cuando no es nueva…) porque la cartelería es completamente confusa; acá en Chivilcoy, al menos sobre las avenidas, cada columna de iluminación tiene un cartelito que la indica.
La vieja estación denominada CHIVILCOY NORTE que databa de 1865, fue completamente demolida en 1968 y en su predio se construyó la actual Terminal de Ómnibus.
Después nos fuimos a la muy bonita plaza principal 25 de Mayo, que ocupa cuatro manzanas donde había mucha gente paseando y disfrutando de sus árboles y jardines en la agradable jornada dominguera. Como toda plaza de pueblo del interior a su alrededor se encuentran la Iglesia y el Palacio Municipal, edificios muy interesantes aunque se deslucen un poco por edificaciones más modernas que las «tapan» un poco.
de la plaza 25 de mayo
adyacente la desluce
Nuestra curiosidad era corroborar lo que había leído respecto a la pala fundadora que había marcado el centro del poblado en la fundación de Chivilcoy.
Les dejo el texto que generó esta visita:
El 21 de octubre de 1854 estaba reunida en las chacras de Federico Soárez la comisión especial de diez vecinos designados por el gobierno para elegir el terreno, integrada por Manuel Villarino, Manuel López, Antonio Bermejo, Mariano Benítez, Gabriel Ramírez, Anastasio Chávez, Calixto Calderón y Valentín Coria, faltando solamente Cayetano Castro. Después de un almuerzo criollo se discutió con animación el punto que había motivado la cita, y hasta con cierto explicable calor, sin poderse llegar a nada definitivo. Se convino, en cambio, la mecánica del procedimiento, el protocolo de la fundación: Una pala nueva clavada en la tierra virgen, marcaría el centro exacto del futuro pueblo.
El gesto elegido era bello, sencillo y sugestivo, aquel hondo surco que trazaron los labradores romanos para cercar El Primer Recinto De La Ciudad Eterna. La pala era el elemento de labor, la única arma de los hijos de la tierra de pan y de paz, hincada en la tierra simbolizaba su fecunda unión con el acero.
Así, bajo estos auspicios contradictorios, al rayar el alba del 22 de octubre de 1854, salían de la chacra de Soárez en entusiasta caravana los caballeros citados, rodeando una galera que el anfitrión manejaba personalmente. En el interior viajaban Calixto Calderón y Manuel Villarino, llevando además de la pala, los útiles de escritorionecesarios para levantar el acta.En el trayecto grupos de vecinos prevenidos iban engrosando la columna, llegando a formar un abigarrado escuadrón de más de 300 jinetes. Así marcharon recorriendo los lotes de Gowlan, López, Cranwell y otros con larga pausa, discutiendo la ventaja e inconvenientes de los diversos lugares, hasta que los cuadros de la tarde, ya agotado el debate y el día declinado, en el monte de Sánchez (hoy de Pechihue), al otro lado de la cañadita, los sostenedores de la primera tesis pretendieron imponerla de viva fuerza, materializándola en el gesto simbólico inapelable de la pala. No lograron su intento, sin embargo Soárez ayudado por López, Chaves y Coria, castigó su cadenero y arrancó al galope largo en demanda del terreno al este de la cañada. Los demás seguían desparramados en la galerita que saltaba como corcho sobre hormigueros y vizcacheras, sorteando las matas de pajas que ponían en peligro su dudosa estabilidad. Al otro lado del bajo, tomados los tranqueros de la rienda por Mariano Benítez que le salió al cruce, parecía que allí habían de terminar las singulares alternativas de la fundación (frente a la fonda oriental), pero Coria, joven y ágil, tomó la disputa de la pala y corrió con ella, perseguido por los demás compañeros empeñados en darle alcance. Finalmente fue rodeado y volteado, pero ya la hoja bruñida del instrumento estaba reciamente hincada en tierra, marcando el centro de la nueva población.
Apaciguado los ánimos turbulentos y definida la curiosa competencia, a las 5 de la tarde se extendió el acta de la fundación del pueblo de Chivilcoy.
LAT 132 kV Chivilcoy I – Chivilcoy II
Evaluación de Impacto Ambiental
Efectivamente casi enfrente del Palacio Municipal hay un monumento en homenaje los fundadores, donde Don Valentín Fernández Coria se muestra con una pala hincada rememorando ese histórico momento.
Cumplido con la excusa del viaje, aproveché a recorrer los caminos rurales donde seguramente me tocará trabajar los meses venideros mientras nos arrimábamos a otra estación ferroviaria cercana del partido de Chivilcoy. También me asomé a conocer la Cañada Chivilcoy.
Así nos llegamos a BENITEZ, una estación del Sarmiento con importantes instalaciones de acopio de granos. No sé si actualmente el movimiento cerealero se hace por trenes pero su infraestructura para ello es muy grande. Su nombre recuerda a otro personaje de aquel contingente de fundadores.
Teníamos que empezar a volver pero todavía queríamos un poco más. Volvimos a la RN5 hasta cruzar la RP30, donde nos metimos por una camino de tierra a buscar el viejo desvío donde el ramal se abría para acceder a las dos estaciones de Chivilcoy pero no encontramos ningún vestigio visible.
Como estábamos sobre el camino costero de las vías y era bueno seguimos por él hasta GOROSTIAGA, la anterior estación en dirección a ONCE y que en su momento fue importante ya que allí se derivaba el ramal a ANDERSON.
Del mismo estilo que CHIVILCOY SUD, está muy bien cuida y mantenida, así que aprovechando lo que quedaba la soleada tarde hicimos con una recorrida donde la hicimos caminar un poco a mi vieja.
Contentos con la pequeña gran vuelta que habíamos hechos nos volvimos temprano a casa para evitar el tráfico vespertino de los domingos del Acceso Oeste.